Lo hermoso de estas tierras es que, por poco que busques, cualquiera de los senderos actuales, debidamente señalizados, no hacen más que seguir antiguas sendas vecinales o comarcales que tienen, como poco, un par de siglos de antiguedad (cuando no hablamos de senderos romanos, medievales o de la época de los bandoleros , los carlistas o los maquis). En este caso, partiendo de la antigua villa montañera de Fredes, en el corazón del Parque de los Puertos de Beceite, vamos a hacer un circular que partiendo de ese recoleto pueblo nos lleva al portell d L'Infern, el Solá d'en Brull, el pantano de Ulldecona, los rincones bellísimos --aunque secos-- de los Mangraners, el Salto de Robert (desgraciadamente con escasa agua debido a la pertinaz sequía que se decía antes) el angosto y duro barranco de Salt y regreso al caserío fredesiano. En total, unas cinco horas, dependiendo del tiempo destinado a reponer fuerzas y extasiarse ante el panorama.
Para llegar a Fredes tenemos una carretera de montaña asfaltada más mal que bien desde la Sénia o, los más osados y solo si tienen todoterreno pueden coger la pista forestal que desde el comienzo del Parrisal de Beceite (subiendo a mano derecha en una zona cementada sobre el lecho de un torrente) sube trabajosamente hasta Fredes (más de una hora de conducción, con algunos tramos delicados, la pista está muy dejada de la mano de Dios y suele haber caida de grandes piedras hasta el centro de la estrecha pista)
En Fredes salimos por la calle de Baix, cruzamos un barranco con bancales de sembrados y árboles frutales y vamos flanqueando un bosque de pinos y encinas, dejando a la izquierda las honduras del Barranco de Salt. Casi de inmediato encontramos un cruce señalizado que nos muestra la dirección hacia el barranco (PR-V 752) que será nuestra vía de regreso y seguimos la PR-V 751, que nos lleva al Portell de l' Infern. Ojo al antiguo pozo que tenemos a mano derecha con un abrevadero tradicional para ganado, en ese punto abandonamos la pista y comenzamos una andadura fácil y tranquila por un camino empedrado que nos habla de viejas tradiciones y caminatas vecinales. Nuevo bosque de pino albar, matorral y boj que cruzamos con un fuerte desnivel. En torno nuestro comienza a dibujarse el panorama montañoso cada vez más abrupto que nos va a acompañar durante todo el recorrido, al fondo vemos la cumbre del Negrell (a nuestra izquierda).
En el Cap de la Serra cruzamos una pista que proviene de la Colonia Europa y el camino empedrado se ensancha y baja en dirección a la Sénia haciendo eses, con grandes muretes de piedra de protección y perfectos bancales, como dibujados con tiralineas. Vemos al fondo a nuestra derecha los grandes farallones calcáreos que conforman el famoso Portell y justo debajo las cuidadas ruinas del Mas de Pixon, con su era, en el comienzo del barranco de la Tenalla que discurre paralelo con el de Salt, por donde haremos el regreso (a la izquierda). El camino sigue empedrado, anchísimo y va estrechándose durante la subida hacia el collado que establece la divisoria entre los dos citados barrancos (gran panorámica del barranco de Salt, con el Tossal d'en Cervera y las murallas rojizas que forman un telón de fondo natural que limita la barranquera. Los buitres y otras aves surcan los cielos. El camino comienza a subir flanqueando entre grandes paredes de granito que forman cavidades invadidas por el musgo y la humedad. Unos troncos vaciados (bassis) colocados junto a las combadas paredes verticales en las zonas más umbrías van recogiendo el agua que gotea de los húmedas roquedales.
Llegamos al collado que da paso a la otra vertiente del camino, es el Portell del Infern. Las vistas son soberbias y más si uno se sube a una roca en forma de uso truncado que se levanta como un tronco de piedra sobre los dos barrancos, rodeados de montañas y grandes paredes verticales rojas, grises o blancas, con la enorme profusión de arboledas en todas las direcciones. A la izquierda vemos la Mola Aixada que tiene una particularidad, una especie de gran agujero, al que llaman el Pont Foradat. El camino va bajando hacia el Estret de la Mola y hay tramos que nos recuerdan vivamente que estamos pisando un muy transitado camino medieval que llevaba de Fredes a la Sénia. Nueva subida hasta llegar a un altozano desde donde vemos las grandes murallas rocosas a la izquierda, el trazado del camino que cruza el Racó del Sant y el espolón del Morral de la Sucagossos, hasta llegar a un punto donde vemos el tortuoso valle donde debería estar el Pantano de Ulldecona: tal es la sequía que lo que vemos son las arenosas y secas estribaciones del pantano, con las pequeñas fincas particulares rodeadas de verdor, salpicando aqui y allá el valle y muy al fondo, tras un recodo de la garganta la mancha azul de la aguas del pantano. El lugar se llama Els Mangraners y con agua podría ser una especie de rincón idílico. Ahora la sequedad del entorno y el castigo de un sol inclemente hace algo complicada la bajada hasta encontrar la pistra del Barranco de la Fou y dejamos el sendero señalizado hacia la derecha que va a la Senia. Nosotros seguimos la pista por la izquierda en un tramo de la excursión que se vuelve penoso por el calor y la falta de agua (cruzamos dos fuentes históricas, que están totalmente secas).
Vamos cruzando de vez en cuando el torrente y llegamos a un puente con defensas metalicas pintadas de amarillo. Seguimos hacia la izquierda dejando pistas y ramales a la derecha (estamos en realidad dando la amplia vuelta que nos llevará hasta el Barranco de Salt, de regreso a Fredes).
Pasamos bajo el impresionante espolón de piedra del Morral Desplegat y, rodeados de imponentes masas pedregosas y bosque, comenzamos una subida suave paralela al Racó del Presec y la Moila Aixada.
A la derecha dejamos una casa forestal, totalmente cerrada, con bancales de hierba y lugares de esparcimiento y seguimos subiendo ya en pleno Barranco de Salt. Casi de inmediato dejamos a la izquierda un sendero que va al Portell del Infern, cuyos roquedales vemos encima nuestro a lo lejos, a la izquierda (es la versión corta de la excursión que hacemos) y despues de cruzar el lecho del torrente la pista se convierte nuevamente en sendero estrecho y empinado, entre grandes murallas de piedra a ambos lados.
El sendero se vuelve umbrío (gracias a Dios, el sol ha convertido en un horno la estrecha subida) y cada vez más empinado. A la derecha llegamos al famoso Salt de Robert, ahora convertido en un farallón lleno de manchas de vegetación húmeda, de cuya cima oscurecida por la humedad cae un hilillo de agua penoso. No da ni para ducharse.
Pinos, encinas, boj, carrascas, matorrales intrincados y el camino pedregoso que parece no tener fin y que se vuelve penoso en algunos tramos por la pendiente. No hay señales. Simplemente hay que seguir el camino principal de continua subida hasta llegar a un tramo arcilloso y bastante castigado. Después cruzaremos una pista donde hay una balsa para ganado y a la derecha ya vemos las primeras casas de Fredes y cruzamos el punto donde pasa el PR que va al Portell. Ya estamos. Seguramente en primavera o en otoño será un camino más llevadero. En pleno verano ha sido bastante duro, pero gratificante por su belleza y su espectacularidad.
NO SE PIERDA
Un paseo tranquilo por Fredes. Hay un bar restaurante en el centro del pueblo, junto a la iglesia y otro saliendo hacia la carretera del Pantano y La Senia. A la entrada del pueblo está la famosa Fuente de la Roca con un agua magnifica. Es la zona del la Tinença de Benifassá, de gran encanto y unas leyendas interesantes, punto de contacto con el Maeztrazgo y las tierrras de Morella, todas cargadas de historia. Hay carretera asfaltada que baja hacia el Pantano y la Sénia. Recomiendo un paseo complementario de menos de una hora ida y vuelta a la conocida Roca Blanca desde donde es posible contemplar una perspectiva inedita de toda la excursión que hemos hecho.
DOCUMENTACIÓN
El libro "Itinerarios por los puertos de Beceite (a pie y en coche)" de Jordi Bustos, editado por Prames, es de los más recomendables. También "Lo Port" 52 rutes de senderismo" de Joan J.Tirón, editado por Piolet; el mapa doble de El Port de la misma editorial. Los libros "A peu pel massís del Port" y "El Port, el plaer de l'aventura" de Vicent Pellicer (editados ambos por Azimut) y el mapa "La Tinença de Benifassa, la Vall del Cervol" editados por El Tossal. Todos ellos en librerías especializadas o en la de Octavi Serret en Vallderrobres, gracias a cuyo interes y generosidad he podido documentar mis caminatas.