Amin Maalouf, escritor en lengua francesa nacido en Libano en 1949, una de las plumas más sensibles de ese país de escritores sensibles que narran con la gozosa libertad y sensualidad de la tradición árabe literaria que entronca con "Las Mil y una noches", publica su nueva novela "Los desorientados" en España de la mano de Alianza Editorial y que comentamos aquí gracias a la atención de Octavi Serret de Valderrobres.
Premio Príncipe de Asturias en 2010 (en nuestro país goza de una profunda simpatía y un éxito duradero) y académico de su país de adopción, en esta novela Maalouf parece rendir cuentas a su propio pasado, encarnado en un profesor de historia de 47 años, Adam, exiliado en Francia (no cuesta nada evocar al propio escritor en su personaje) que escribe una aplazada biografía sobre Atila (guiño del escritor que parece evocar la barbarie que azotó --y azota intermitentemente a su país--.. con el bárbaro personaje hacia el que mantiene una actitud conciliadora y comprensiva (como el propio Maalouf hacia la barbarie de la historia de su país).
Maalouf hace vivir a su personaje Adam un regreso del exilio a Libano, en forma breve y obligada a causa de la muerte de su "antiguo amigo" Mourad que quedó en el país formando parte de los que se involucraron sangrienta y vitalmente en las guerras frattricidas, cosa que rompió la amistad entre los dos hombres. Mourad le pide que regrese para hablar con él antes de morir y Adam lo hace aunque cuando llega a Libano su ex amigo ha muerto y la reconciliación personal es imposible, aunque Adam emprende la conciliación con su propio pasado y su condición de exiliado.
Por ello Adam no regresa de inmediato a Paris y acomete la tarea personal pendiente de intentar recuperar a sus amigos del grupo de la Universidad, todos amigos también de Mourad, y de paso las sensaciones y las evocaciones que su amor por el país y su propio pasado le devuelven al respirar nuevamente el aire nostálguco de su juventud, un antiguo amor nunca olvidado, la luz, el color y el aroma de un país que a pesar de todo nunca volverá a ser el mismo.
En ese ejercicio de nostalgia literaria, Maalouf analiza el gravísimo conlficto que ha destrozado a su patria (y de paso al resto del mundo) y trata de comprender las causas y el desarrollo de los antagonismos que despertaron las diferencias religiosas (en apariencia, ya que lo que provocó realmente el colnflicto es la irreconciliable tragedia judía desde el holocausto hasta la creación del estado de Israel y las diferencias territoriales entre arabes e israelíes) y que se han enconado hasta llegar al actual desastre sin aparente solución.
La sensibilidad e inteligencia de Maalouf brillan en las pocas páginas (de la 296 a la 302) que dedica expresamente al análisis del conflicto (aunque éste está presente en todo el fondo de la novela), con un tono comprensivo y bastante objetivo, censurando las posturas y acciones y tratando de conciliar en lo que "debería ser" las actitudes (si los judíos y los arabes hubieran tratado de encontrar un acuerdo para convivir en un estado común).
Utilizando una técnica bastante clara para estructurar la novela, un narrador que complementa desde "fuera" el contenido del diario que el propio Adam va escribiendo dia a dia de lo que le ocurre y de lo que hace y piensa, Maalouf, va narrando durante más de quinientas páginas los avatares intimos del regreso de Adam a su país, el reencuentro con viejos amigos (incluida la bella historia de la Hanum, quizá la más sensual y evocadora), sus esfuerzos para reunir a todo el grupo universitario, judíos, cristianos y musulmanes, en un símbolo de lo qeu debería ser la unión y la tolerancia entre las confesiones como en otro tiempo aconteció.
Los personajes están bien dibujados, la relación extramatrimonial de Adam con Semiramis, su siempre admirado amor pendiente (que da lugar a una circunstancia poco plausible enel mundo árabe, la connivencia de las dos mujeres, la pareja de Adam y su amante, para legitimar de forma breve y limitada el amorío) es de una sensualidad y romanticismo digno de una de las mejores plumas del Libano actual) y las charlas y reencuentros con los amigos perdidos, van jalonando unma novela que resulta en algunos momentos fascinante y siempre interesante.
Dieciseis días de estancia en la tierra prometida de la infancia y la juventud, en los que Maalouf-Adam, realizan una puesta a cero de la vida de un hombre que cree que conforme a su nombre no será "el primero de su linaje, seré el último de todos los míos, el depositario de sus penas acumuladas, de sus desilusuones y de sus verguenzas", ya que "a largo plazo, todos los hijos de Adán y Eva son niños perdidos". A partir de ahí se produce el entrañable encuentro con "la delicadeza levantina y la ternura serena" de un país y unas gentes capaces de engendrar episodios de barbarie sangrienta y maravillas de humanidad y cortesía como la experciencia del amigo Albert, secuestrado por una familia a la que han matado un hijo único y que busca la venganza y acaba prohijando al secuestrado.
Pero es sobre todo la sombra ominosa del conflicto la que hace de esta novela un alegato contra la intolerancia, pues como Maalouf escribe (pag 297) "más que cualquier otro, es ese conflicto el que impide a Occidente y el islam reconciliarse, es el que hace retroceder a la humanidad contemporánea hacia las crispaciones identitarias, hacia el fanatismo religioso".
El escritor aseguró en una entrevista que "he esperado a tener el pelo blanco para poder hablar de la propia juventud", refiriéndose a la publicación de "Los desorientados" y lo hace con un respeto y una lucidez que encandilan al lector en un recorrido que no es nada complaciente y no ahorra análisis dolorosos de la actualidad de Libano y de las contradicciones y sufrimiento de los exiliados. "Es como si visitáramos unas ruinas y reconstruyéramos el lugar a partir de recuerdos", menciona describiendo las sensaciones del exiliado que regresa, ante los lugares que jalonaron su infancia y juventud (cosa que queda reflejada magistralmente en la novela).
La clave está en la pregunta que yace en el trasfondo del libro, ¿qué es preferible, más ético, la pureza del exilio sin compromiso real o el compromiso con el país que te obliga a participar y acaba por corromper a la persona?
Magnífica novela, pues. Hay que leerla al menos por dos motivos a mi entender. Primero y básico, porque es una buena novela. Segundo, porque es un claro argumento para entender un poco el lamentable conflicto universalizado que enfrenta a árabes e israelíes.
FICHA: "LOS DESORIENTADOS".- Amin Maalouf.- Alianza Literaria.- Alianza Editorial.-524 págs.
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