Si nos observamos a nosotros mismos podremos llegar a conocer la realidad directamente y podremos aprender a manejarla, a gestionarla, de una manera positiva y creativa para desarrollar nuestro autentico potencial y canalizarlo en provecho propio y ajeno. Esa es la esencia operativa de la meditación Vipassana que significa en pali, “visión cabal”.
¿Cómo se articula esta técnica meditativa? No es difícil ni requiere nada especial, ni cánticos, ni mantras, ni difíciles sentadas meditativas en silencio y en perfecto no-movimiento, ni largas oraciones o jaculatorias. Aunque nada de esto le es ajeno. Pero para empezar hay un punto clave que aparentemente no cuesta nada. Hay que estar atento a cómo estás y a lo que haces. Generalmente, sin darnos cuenta, repartimos nuestro sufrimiento, nuestra tensión, nuestro agobio, nuestra impaciencia entre los demás. Y asi observamos que alrededor de cada persona infeliz la atmósfera se va cargando de inquietud, de tal forma que todo el que se aproxima a ese entorno termina también sintiéndose agitado e infeliz.
Para ello hay que seguir una disciplina, pero no a cualquier maestro o técnica. Buda recomendó Vipassana y aseguró: “ sed cada uno de vosotros vuestra propia isla. Sed vuestro propio refugio, no hay ningún otro refugio. Haced que la verdad sea vuestra isla, que se vuestro refugio. No hay ningún otro”. Ya que el único refugio verdadero de la vida, el único terreno sólido sobre el que asentarse, la única autoridad que puede guiarnos y protegernos adecuadamente es la verdad, el Darmma, la ley de la naturaleza, experimentada y verificada por uno mismo.
Por eso la única forma de resolver nuestros problemas es viendo nuestra situación tal y como es realmente, aprendiendo a reconocer la realidad aparente y superficial y también yendo más allá de la apariencia para percibir realidades más sutiles: y sólo podemos hacerlo directamente mirando hacia dentro, observándonos. En esa observación radica el descubrimiento de que somos juguetes de fuerzas internas que nos condicionan, reacciones y prejuicios, tensiones inconscientes (pero descubribles) que hemos ido acumulando y que nos hacen sentirnos inquietos y desdichados, por lo que renovamos constantemente nuestros errores, sin percatarnos de que estamos obedeciendo y siguiendo plantillas de comportamientos equivocados, reacciones automatizadas que generan errores y sufrimiento..
El camino para llegar a descubrir esto no es difícil pero requiere un trabajo constante y un esfuerzo sostenido. Ese camino es el Damma, el arte de vivir, que aumentará nuestra felicidad y el bienestar de quienes nos rodean, creando relaciones armoniosas y serenas con ellos y sobre todo con nosotros mismos.
El camino de la meditación Vipassana es un proceso de descondicionamiento, ya que se elimina de la mente las cualidades perjudiciales y los automatismos del pasado que agravan y mantienen las visiones erróneas de la realidad y la tendencia inherente al sufrimiento. Al ir eliminando de la mente lo que hay de negativo se va descubriendo la naturaleza básica de la mente pura. Por supuesto al ir eliminando esa fuente de tensión mental se produce una mejora por correlato de las enfermedades psicosomáticas que causa la tensión. Evidentemente hay una condición esencial: no se puede seguir el camino con el objetivo principal de lograr resultados de curación física. Las mejoras son resultados secundarios y no buscados de la meditación.
Los interesados en este tema u otros de alcance espiritual-operativo podéis darme noticia de ello en los comentarios de este mismo blog. Es bueno mantener una red de buscadores. Nunca se sabe lo suficnete y las experiencias ajenas honestas sirven de guía y consuelo. Animo...
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