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7 marzo 2012 3 07 /03 /marzo /2012 08:44

 auster

Un Paul Auster de nuevo en todo su esplendor. Tras las debilidades y sutilezas de las últimas obras, el autor norteamericano vuelve al reducto donde consigue reflejar todo su encanto como escritor y ser humano, la autobiografía. Como Miller, Auster brilla considerablemente más cuando fabula -o no, nunca lo sabremos-- en torno a sí mismo. Hemingway, Henry Miller, Proust o Roth nunca son nunca tan interesantes como cuando escriben de y sobre ellos mismos.

En "Diario de invierno" Auster nos cuenta algo de sí mismo que ya habíamos percibido tras la vieja lectura de su "A salto de mata" (la publicó en el 97) o "La invención de la soledad" (las relaciones con su padre) 1982, su vida es una continua y permanente batalla en la que hay unas constantes decisivas, su relación con el dinero como elemento que le permite dedicarse a escribir y a vivir con ciertas comodidades, su relación con su propio cuerpo establecida en términos jocosos pero con contenidos preocupantes en forma de enfermedades y/o accidentes y sus relaciones familiares, incluidos su tierno amor y admiración hacia su bella esposa Sirin y los traumáticos amores hacia sus padres.

En "Diario de invierno" nos hace partícipes de su propia historia interior --hasta el límite y el nivel que él considera oportunos, claro está-- y lo hace con su mejor prosa, su humor incombustible y su ironía combativa. Ya en la primera página escribe: "Habla ya antes de que sea demasiado tarde y confía luego en seguir hablando hasta que no haya más que decir. Después de todo se acaba el tiempo. Quizá ses mejor que de momento dejes tus historias a un lado y trates de indagar lo que ha sido vivir en el interior de tu cuerpo...una fenomenología de la respiración". Y aquí introduce Auster un nuevo elemento en su plantel de motivaciones literarias: la conciencia del paso del tiempo, la percepción angustiada  de su edad (65 años) y de la continua caida de granos de arena en la clepsidra de su vida. ¿Cuánto tiempo me queda? Y entonces se sienta ante su máquina de escribir y escribe mientras furma sus "Camel", uno tras otro.

En "Diario de invierno" asistimos al accidente de automóvil que en 2002 estuvo a punto de costarle la vida, junto a su esposa, su hija y su perro. En ese año ha enterrado a su madre, ha tenido percances serios con su salud y comprueba horrorizado que su cuerpo ya no tiene la resistencia y el vigor  de unos pocos años antes. "¿Cuantas mañanas me quedan?"  se dice tras un divertidísimo conteo de las actividades más comunes que ha repetido durante años. Eso es "Diario de invierno", la contabilidad desternillante de un hombre que repasa su vida y trata de imaginar, es imposible saberlo, el numero de veces que ha hecho actividades personales, como si ese debe y ese haber de detalles irrelevantes como cepillarse los dientes, ducharse o hacer el amor, le dieran la constatación de que su vida ha valido la pena.

En "A salto de mata" es un hombre aún relativamente joven el que recuerda sus comienzos de escritor, su enorme fe en el arte de contar historias, sus dudas, sus errores y el principio de su carrera. Ahora en este libro, su mediada sesentena le hace rebobinar y plantearse la panorámica general de su vida, desde su azarosa vida sexual hasta sus tres matrimonios, dos fallidos y uno, el actual, longevo y feliz, los lugares unidos a su existencia, las casas y pisos habitados, sus charlas con su esposa, Siri, los libros que escriben cada uno, su manera de planificar la vida hogareña... todo esto se desprende, sin orden ni concierto, también a salto de mata, según su inspiración o los motivos o hechos que la mueven, en un texto nostálgico, valiente, creo que bastante sincero, lleno de humor y de condescendencia, el retrato del hombre que fue, narrado y descrito, sin acritud pero sin complacencia, por el hombre que es. Hay párrafos en los que esa acritud se vuelve bastante má dura, nos deja entrever un fondo de amargura, de rencor contra una vida que no siempre ha estado a la altura de lo que deseaba y un rechazo vehemente de "los problemas" que su organismo ha ido dándole en los momentos más inesperados.

El libro deja un regusto agrio a pesar de sus pinceladas de humor y ese detallismo original de Auster que saca punta a todo con una agilidad mental no exenta de cierta infantil ingenuidad, como cuando rememorando la inesperada muerte de su padre (hace mas de treinta años, lo sigue teniendo muy presente) escribe "cuando asumiste el hecho de su inesperada y subita muerte, te quedaste con una sensación de asunto inacabado, la hueca frustración de palabras no dichas, de oportunidades perdidas para siempre". (pág, 37) Y quizá sea eso lo que mueve al Auster actual a escribir esta especie de memorial testamentario, no dejarse pensamientos, palabras y vivencias en el gris purgatorio del olvido. Como escritor de raza que es, exige un reflejo literario de ello...quizá para vivir lo más posible en la memoria de los libros, quizá para sobrevivir a ese hombre de 65 años, "precario y dolido...que lleva una herida en su interior desde el principio...¿por qué sino, te has pasado toda tu vida adulta vertiendo palabras como sangre en una hoja de papel?" (pág. 21). Ya que está "siempre perdido, equivocándote siempre de dirección al tomar un camino, siempre sin llegar a parte alguna" (pag.64).

Es obvio que Auster al menos no se equivocó en una dirección: la de escribir. Y también lo es que ha llegado más o menos feliz y entero a una parte concreta: a sus 65 años, con todos los achaques que no ha podido evitar, fumando sus puritos y cigarrillos o bebiendo un buen vino de vez en cuando. Y con un nuevo libro en los anaqueles de éxitos de las librerías de medio mundo. Bueno...no está mal.

 

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6 marzo 2012 2 06 /03 /marzo /2012 20:17

futuro-prdido.jpgEs el año 2510 y en la Tierra las cosas se han puesto muy malitas (ríanse ustedes de la actual crisis). Ya se ha producido el apocalipsis (seguro que los actuales cerebritos financieros y políticos tuvieron algo que ver), quedan unos pocos humanos sobrevivientes en un mundo de mutantes devoradores de carne y sangre humana y con ganas permanentes de morder y un aspecto que suena muchísimo a los "uruk hai" de "El señor de los anillos". Sólo hay una cura a la enfermedad que convierte en mutante, un polvo amarillo que se esnifa y milagrosamente devuelve la normalidad en un plis plas.

Para que no se diga y poder justificar gastos de producción sale hasta un bichito enorme con pinta de oso hormiguero cruzado con el monstruo bramador  que la comunidad del anillo se encuentra en el fondo de las minas de los señores enanos. Y siguiendo con las aportaciones de anteriores películas del género y en concreto  con E.S.D.L.A., el inquietante pero noble Boromir, Sean Penn, tiene su papel semiprotagonista en la inclasificable película que nos ocupa, rodeado de jóvenes actores que rozan el regular, ellas lucen el palmito y todo queda en una película de "dejà vu", es decir, secuencias en las que uno se pregunta en qué peli lo vio antes (y generalmente mejor realizado).

Mikael Salomon dirigió esta coproducción "low cost", con dinero alemán, sudafricano y estadounidense, una distopía postapocalíptica que ha bebido de pelis tan serias como "El ultimo hombre vivo" Charlton Heston luciendo pecho lobo, "El día de los trífidos", "La máquina del tiempo" (los morlocks de aquellos años sesenta me parecen mejores que éstos) y sobre todo "Soy leyenda",(sobre la magnifica novela de Richard Matheson y protagonizada por un Will Smith que sigue dando pruebas de que es un gran actor a pesar de los géneros que visita) sin contar las decenas dedicadas a distopias con vampiros, hombres lobos y demas especímenes, incluidos los simios (en las primeras versiones de la saga).

Lo único que no me explico demasiado (excepto por razones económicas y aun así) es la presencia de un actorazo como Sean Bean en este bodrio de cine palomitas.

El principio de la película prometía un poco más que eso pero muy pronto el argumento se va quedando sin originalidad, los saqueos a la historia del cine de género son constantes, y el ritmo se resiente, no por falta de acción, sino por exceso de previsibilidad y ausencia de ideas originales. El tema del "polvo amarillo" está mal hilado,peor presentado y más bien resulta cómico y nada creíble.

Por esta razón supongo no hay que esperar verla fuera de los circuitos de televisión y aun en ellos pone la piel de gallina la amenaza que se perfila en un final con "cliffhanger" (palabro que designa un final con señales de que continuará) con el chico bueno (lo único aceptable del argumento: es especial porque es el único de la humanidad residual que sabe leer ) volviendo a las ruinas de la gran ciudad para estudiar en las ruinas de la biblioteca un método para producir mas polvo amarillo y quizá algo de cultura. Todo propuesto asi, a la brava, sin dar coherencia lógica y racional al discurso, a un guión que hace tanta agua que...aqui mismo acabo la crítica.

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5 marzo 2012 1 05 /03 /marzo /2012 10:18

excursiones-9544.JPG

 

Esta semana vamos a pasar al otro lado de Els Ports, hacia Fredes, uno de los centros de rutas senderistas de la zona. Para llegar a este delicioso pueblito de montaña hemos de optar por dos caminos (según de dónde vengamos) bajar por la AP7, pasado Tortosa, la salida 42 hacia La Senia ydesde allí por carretera de montaña hasta el Boixar, pista a la derecha hasta Fredes. O, también bajar por la N-232 hacia Morella y en el Port de Torre Miró ir hacia el Boixar. Los más aventureros, con todo terreno, pueden ir a Beceite, meteros por la pista de El Negrell que atraviesa els Ports y os deja encima de Fredes en una horita.

Una vez en Fredes debemos coger la pista que va al Caro y a 4,7 kms del pueblo encontraremos el Pinar Pla, un enorme claro en medio del bosque de pinos, hay un cruce de pistas. Seguimos justo a la izquierda la que lleva al visible mas de Ric de Fredes, una enorme masía abandonada. Allí dejamos el coche y comenzamos la caminata, sin sendero, pasando por la derecha la enorme masía medio derruida y bajando por un par de terrazas y bancales, dejando a nuestra espalda la masía. Seguimos en linea recta y tras subir un repecho dentro del pinar encontramos una pista de montaña. Giramos a la derecha y ya vemos los primeros agrupamientos de piedras o fitas que señalan el sendero que, tras cruzar un claro pedregoso, se enfila hacia arriba en el bosque (no confundir con el que, también señalizado con fitas, sube abruptamente por un cortafuegos. Ese va a la cumbre del Tosal del Rey, que domina esta zona aunque apenas es visible. 

El sendero que seguimos está marcado de vez en cuando por señales amarillas y blacnas, aunque no tiene pérdida. Pinos, carrascas, boj, matorrales diversos, hierbas olorosas, espinos y un  silencio magnífico, nos acompañará toda la excursión. Sólo los fines de semana hay algunos, pocos, excursionistas por esta bella zona. En veinte minutos cruzamos frente a una especie de aljibe natural con algo de agua donde deben beber algunos animales de la zona (hay rastros de jabalíes por todos lados).

Dejamos una pista a la derecha (va a una masía cercana, el mas de Robert) y enfilamos hasta llegar a la Font Freda, con un pequeño abrevadero con poca agua. El sendero sigue envuelto por el bosque y ya vemos a la derecha la depresión del barranco del Racó del Pa Torrat, que seguiremos en todo su leve descenso hasta Sant Miguel y desde allí se vuelve abrupto en su caida hacia el Pantano de Pena (excursión que, en sentido contrario publicamos en estas páginas, el pasado 13 de setiembre).

Pasamos el coll de Punta Torroja, ya muy cerca de los edificios derruidos del altozano de Sant Miguel de Espinalvá. Tanto las masías como la ermita están en estado semiruinosos, aunque la ermita mantiene aún la espadaña (donde en tiempos aun recientes hubo una vieja y pequeña campana: el vandalismo no respeta nada). Desde ese altozano contemplamos un paisaje muy hermoso con las dos depresiones anchas del Pa Torrat y la del rio Pena que se dirigen paralelamente hacia el Pantano. En este punto hay la opción de bajar por uno de los dos barrancos hacia el Pantano, pero para ello hay que tener un vehículo que nos recoja y vuelva a Fredes por la pista de Beceite.

Nosotros optamos ahora por el regreso hacia Fredes pero pasando por el Tossal del Rey (o de los Tres Reyes, según la tradición, seguramente apócrifa, que habla de unas supuestas reuniones de los Reyes de Aragón, Cataluña y Valencia en esa cumbre o aledaños, saltándose a la torera la probabilidad histórica), que es una cima amesetada y plana que se alza a 1321 m, en la que además del monolito geodésico y el trapezoide de cemento ministerial hay unas señales que indican las direcciones de los tres reinos históricos. 

Al efecto cogemos la pista que al pie de la subida a la colina de San Miguel, junto al abrevadero de buitres, se dirige hacia el sureste. La pista, cómoda de caminar, rodea la colina de la vieja ermita y se enfila hacia el Tosal, Dejamos un ramal a la derecha que se dirige a una serie de masías, seguimos recto. Es un caminar tranquilo y algo aburrido que sólo nos gratifica con la panorámica sobre el valle de Gorra y al fondo, la mola de la Serreta.

Mas o menos a una hora de San Miguel encontramos a la izquierda de la pista una cabaña de piedra seca, que se mantiene bien conservada y puede servir de refugio en caso de que nos pille alguna inclemencia. Vale la pena perder un minuto en visitarla y entrar y ver la habilidad de los remotos constructores en edificar sin argamasa, ni agua.

Una sudida ligeramente empinada y nos encontramos  en la base del Tossal del Rey, a cuya cumbre llegamos a través de un ramal a la izquierda de la pista que hemos seguido.

En la cumbre como he dicho, de panorámicas extensas, podemos ver a nuestros pies el Pinar Pla y la masía del Ric de Fredes. Son veinte minutos mas o menos de bajada por un sendero pedregoso con alguna fita que, aprovechando un cortafuegos, nos lleva al lugar donde dejamos el coche.

Se trata de una agradable excursión de algo más de tres horas con escaso desnivel y panorámicas muy bellas.

 

 

 

LIBROS Y MAPAS

 

Conviene pertrecharse de mapas y algunos libros que, como de costumbre, encontraréis en una buena librería de senderismo y para los lectores de la comarca, la bien surtida Librería Serret en Valderrobres. Para conocer el entorno del macizo, "A peu pel massis del Port" y "El massis del Port, el plaer de la aventura", ambos de Vicent Pellicer Ollés y editados por Azimut. Los "Itinerarios por los puertos de Beceite" de Jordi Bustos y "Lo Port, 52 rutes de senderisme" de Joan J. Tirón, el primero editado por Prames y el segundo por Piolet. Además del mapa-guía de "Els Ports" editado por Prames y el juego de dos de "Els Ports" editado por Piolet.

 

 

LEYENDAS E HISTORIAS

 

Parece ser que la fecha de la famosa cita de los tres reyes en la cima del Tossal fue en 1319, a iniciativa del monarca aragonés Jaime II, el Justo. Lo unico que sabemos a ciencia cierta es el hecho político de que en la cima se encuentran las líneas provinciales que separan Aragón, Cataluña y Castellón (o Valencia).

Se dice que la ermita de San Miguel (documentada en1324), reconstruida posteriormente, fue oratorio preferido por el general Cabrera, "el tigre del Maeztrazgo", pero en la época anterior era conocida por ser punto de encuentro de la abundante población de masoveros, pastores y ganaderos de la zona circundante hasta Beceite, las villas y pueblos catalanes y algunos de Castellón. En épocas de romerías se concertaban allí negocios de intercambio, venta de animales y compromisos de boda. Su nombre "Espinalvá" es deformación del nombre del arce blanco que en la zona se llama "espinalb", árbol frecuente por los alrededores.

Hay anotaciones de autores que hablan de centro de citas de brujas en la cima del Tozal, aunque dada la cantidad de plantas aromáticas y medicinales de la zona y la existencia de fuertes vientos  que se concentran en la cima pelada, es probable que la superstición popular uniera a las mujeres que recolectaban esas plantas con el ulular de los vientos para elaborar leyendas de brujas. La ignorancia es muy atrevida.

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4 marzo 2012 7 04 /03 /marzo /2012 08:00

promocion-fantasma-cartel

 

Reconozco que me ha sorprendido, muy agradablemente, la factura de esta "Promoción fantasma" que creía producto de la lamentable --y sonrojante-- moda de cine de institutos, es decir de "teneagers" insufribles con cuerpos desarrolladitos, hormonas disparadas y encefalograma plano que además siguen guiones escritos por sádicos con meninges alteradas que nos muestran una humanidad adolescente que aterroriza al más pintado --y más si es padre en edad de merecer...piedad, es decir con hijos entre los doce y los 18--.

Dicho esto, aclarar que realmente es una comedia con recursos fantásticos, al estilo USA o England y que empieza con un guiño cinéfilo de primera: al del niño del "Sexto sentido" que "ve muertos". Solo que en este caso es un profesor, Modesto (Raúl Arévalo, serio y desternillante, auténtica "cara de palo" a lo Buster Keaton) que cree que está loco, va a un psiquiatra (otra divertida parodia) que esta deseando salir del armario y ve homosexualidad por todas partes y es expulsado de los intitutos donde trabaja por manifiesta incompetencia en cuanto aparecen muertos en su vida. El destino le lleva al IES Monforte dirigido por Tina (Alexandra Jiménez) cuyo edificio está "ocupado" por los espiritus de cinco jóvenes que murieron allí en circunstancias misteriosas.

Aquí empieza el enredo, veloz, simpático, incansable, divertido y suculento en secuencias de humor sanete y gamberro. Los chicos murieron en los 80 y eso permite al director mantener una dialéctica sobre el paso del tiempo y las  modas que añaden picante y humor  a lo que va aconteciendo. Con gran perspicacia el metraje de la película no pasa de los 90 minutos, tiempo sobrado para evitar que se alarguen los gags o se complique inncesariamente el desarrollo y el ritmo salvaje de la película con reiteraciones.

Y así Raúl Arévalo (genial) con buena réplica de Alexandra, dan cobertura., sin robar plano a los chicos que integran la promoción fantasma, Jaime Olías, Andrea Duro, Javier Bódalo, Anna Castillo y Alex Maruny (cada uno aportando una caracteristica identificativa inteligente a sus papeles) y una magnífica y cómica Silvia Abril, como la secretaria del colegio. Y asi todo ha encajado a las mil maravillas, reparto, argumento divertido e inteligente, montaje excelente y un ritmo rápido y exacto como un reloj en el que van engastándose los gags. Una película entretenida y con sentido del humor que se ve sin incomodidades y miradas al reloj.

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3 marzo 2012 6 03 /03 /marzo /2012 08:58

se-de-un-lugar.jpg

 

Una comedia interesante. Y más despues de haber visto la que les comenté sobre la pieza de Carol López en el Villarroel, "Res no tornará a ser com abans". Hablamos otra vez de crisis de pareja, pero en el escenario de  La Seca, Espai Brossa, la pieza de Iván Morales. "Sé de un lugar" merece tratamiento aparte.

Primero por la original cercanía que el diminuto espacio establece entre los dos actores Anna Alarcón y Xavi Sáez. Estos interactúan levemente con el público, ya que todos nosotros, los espectadores, nos sentamos en sillas dentro del salón de la casa donde en la ficción viven los dos actores . Notamos su turbación, sus risas o sus lágrimas, su pesar y su tristeza, su deseo y su miedo. Allí mismo, a flor de piel, codo con codo, los actores realizan su labor y nos preguntan, nos piden educadamente que cambiemos de sitio, nos piden consejos (aunque no se espera, claro está, que les contestemos) y complicidades y nos enseñan sus dibujos, sus papeles y sus notas.

Creo que por estos días la obra ha dejado de representarse, aunque dudo mucho que sea por falta de público. Pero si se enteran de que hacen bolos por cualquier pueblo o ciudad cercanas, no se la pierdan. La propuesta de Iván Morales, es fresca, divertida, rompedora, sugerente. La pareja deshecha que forman una inquieta y desnortada muchacha y su ex novio pero amor subliminal, dibujante de cómics, es de hoy y poco ortodoxa y parece dedicarse a desmontar tópicos del género "problemas de pareja" en el teatro o en la realidad. Hay mucho humor y mucha poesía en esas réplicas y monólogos anclados en el deseo imposible de una relación perfecta, un discurso ilustrativo, entregado, sugestivo, que nace de una declaración del protagonista masculino: "no puedo querer a nadie que no ame la musica que yo amo". Y en este caso se refiere a Triana, uno de cuyos temas da titulo a la obra y pertenece a su disco "El patio" (que da lugar a una de las anécdotas mas jugosas de la obra). Y a partir de ahí, con honestidad, con fuerza, los dos personajes van descubriendo su alma, sus pesares y sus sueños y ambos logran que todo nos sepa a nuevo siendo conocido, a ingenioso siendo lógico, crítico siendo realista y cáustico siendo entrañable. No hay grandielocuencia, solo elocuencia a secas y a veces muy chistosa, hay pasión y verbo en  funcionamiento permanente, ella, Berenice, es frágil y al tiempo muy firme, ama de verdad pero se permite mariposear por ellas y ellos, aunque siempre vuelve a Simó, a un paso de la neurosis, a un paso del hundimiento, siempre a un paso de todo, encerrado en su casa, que define a su eterna amiga con un exacto juego de palabras: "Berenice, is very nice".

Dos actores en estado de gracia. Y un público que se entrega al poco de empezar, cuando él nos explica su racismo y nos implica en su discurso, "todo esto trata de amor despues del amor" mientras nos presenta a su ex novia y visitante permanente que da la vuelta al mundo sin poder nunca encontrarse a si misma y que se busca incesantemente en los otros, sabiendo que su verdadero espejo, Simó, está encerrado en casa y ha sido su novio y es su verdadero amor. 

Hágase un favor, no se la pierda.

 

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2 marzo 2012 5 02 /03 /marzo /2012 08:44

castillos.jpgLuis Zueco es un historiador zaragozano fascinado por los castillos de su tierra (no en vano es vicepresidente de la Asociación de Amigos de los Castillos de Aragón) aunque también ha probado suerte en la narrativa con una novela sobre tema histórico, naturalmente, en concreto aquella cervantina "más alta ocasión que vieron los siglos", la batalla de Lepanto (editada por "Delibrumtremens", original nombre editorial, pleno de humor).

Pero ahora nos ocupamos del libro "Castillos de Aragón, 133 rutas" que saca a las librerías Mira editores y que puedo comentarles por gentileza de Librería Serret de Valderrobres).

Vaya por delante una constatación: es un libro muy bien  editado, excelente papel, buena impresión, limpia y clara, compaginación sin fallos, diseño de páginas (fotos a color, despieces informativos en cada ruta, recuadros de extensión documental, personajes pintorescos, consejos prácticos, etc). Se distribuyen las rutas por comarcas, bien definidas y acotadas, con datos prácticos del orden de los accesos, tiempos, estado de la construcción, curiosidades y direcciones de lugares para dormir y comer.

El texto es directo y periodístico, sin florituras literarias o poéticas, cosa de agradecer en este tipo de libros. Uno piensa con cierta envidia en las apasionantes jornadas que Luis Zueco ha debido vivir para patearse tanto lugar interesante, buscar los datos y ofrecernos todo con ese hálito identificable del que ha estado en el lugar que describe.

Para un caminante irredento como el que suscribe, el libro de Zueco es una inspiración y un reto. Aragonés de adopción como soy, me interesan todos los caminos, rincones, monumentos y paisajes de esta tierra. Ignoraba que hubiera tanta riqueza y número de estas épicas construcciones del pasado que son los castillos (517 están catalogados en Aragón) y el volumen de Zueco, que recoge una pequeña parte de ellos, tal vez los mejor conservados, me permitirá, estoy seguro, ahondar más en los entresijos misteriosos del pasado de esta tierra, en sus leyendas y misterios, en las huellas de unos tiempos idos que conforman, sin duda, la esencia actual de lo que es Aragón y de lo que son los aragoneses.

Recorremos con Zueco una intrincada y apasionante historia hecha piedra, desde los musulmanes de los siglos IX y X, la fortificada linea de castillos cristianos creados a partir del siglo XI, los castillos roqueros y monasterios o masias amuralladas del XII, las castillos refugio e iglesias fortaleza del XIV, los castillos palacio y los palacios fortificados de la nobleza del XV y XVI. Hay 20 diferentes tipos de castillos aragoneses, palacios, fortalezas, fuertes e Iglesias fortalezas y torres de vigilancia.

Un libro que podría ser el acompañante ideal para complementar muchos de nuestros paseos por estas tierras. Llévelo en el coche junto a la máquina fotográfica. Por lo que he podido ver y constatar (algunos de ellos ya los conozco y los he visitado) el aporte documental y los datos prácticos que ofrece el autor están a la orden del día. Un sólo "pero": ¿tanto hubiera costado que en las páginas a color donde se muestra la comarca y la localización de los castillos, de forma simbólica, se hubiese reproducido un mapa a escala, con las carreteras, caminos y senderos de acceso y ciudades o pueblos cercanos? El usuario lo agradecería.

 

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1 marzo 2012 4 01 /03 /marzo /2012 08:59

la-invencion-de-hugo-cartel.jpg

 

En fin, ¿quien puede pedir más? Se trata de Martin Scorsese, el genial director de "Uno de los nuestros" o "Taxi Driver" entre otras joyas del cine. Por tanto, sin duda, un hombre que ama el cine. No solo vive de él, y seguramente muy bien, sino que lo conoce, lo respeta y lo ama. Y la prueba, por si era necesario algun tipo de prueba, es esta película "La invención de Hugo" que Scorsese adapta de la novela de Brian Selznick, la rueda en el sistema 3D, al fin convirtiéndolo en algo mas que un recurso de atracción para adolescentes, de alguna manera ennobleciendo el sistema y dándole a partir de esta película carta de naturaleza y, en fin, consigue un filme que es una declaración de amor al cine. A pesar de mi admiración por "The Artist" y mi convicción de sus merecimientos para llevarse los Oscar, "Hugo" es una película que entrará sin duda en la lista de las más grandes, 170 millones de dolares de presupuesto cuyo uso brilla hasta el ultimo centavo (cosa nada habitual en las superproducciones de Hollywood). Se ha llevado cinco Oscar pero todos en el apartado técnico.

Hugo (Asa Butterfield) es un niño huérfano que vive en las entrañas de la estación de tren de Paris, cuidando en secreto de la buena marcha y exactitud de los grandes relojes de la estación (labor que ha heredado de su tío, un borrachin que aparece ahogado en el Sena, tras hacerse cargo de él por la muerte de su padre).

La secuencia inicial, con el larguísimo y fascinante travelling desde la vista panorámica de un Paris de principios de siglo XX, tras un vertiginoso viaje pleno de detalles yendo a enfocar los ojos del muchacho que miran por un agujero del horario del reloj, es de una originalidad y perfección técnica asombrosas.

Todo este complejo y superramificado cuento sobre el tiempo (los relojes son omnipresentes en la película, en la que se glosa el paso del tiempo a través del cine desde los hermanos Lumiere hasta Melies, el verdadero protagonista de la película) tiene momentos de una embrujadora magia, así el estropeado autómata que escribe, que dejó el padre del niño (Jude Law)sin arreglar, hasta la recreación de las películas de Melies o los episodios laterales que emanan de la humanidad que pasa o trabaja por la gran estación (ojo al policía uniformado encarnado por un Baron Sacha Cohen, demasiado histriónico pero inquietante) y a la historia de amor de los dos personajes maduros separados por el perrito de ella, la dueña del café y el quiosquero o entre el guardia de pierna metálica --un gag que se repite en la historia del cine-- y la florista.

Los guiños enamorados que se permite Scorsese con todas sus referencias al cine y a su historia es un placer continuado para los espectadores, no sólo para los conocedores, sino para los que empiezan a amar el cine. La maquinaria generadora de los sueños, como la llama Melies (encarnado brillantemente y con gran dignidad por Ben Kingsley) funciona en Scorsese de una forma magistral a pesar de los saltos y lentitudes ocasionales de un ritmo que tiene la consistencia caprichosa de los sueños, precisamente.

Banda sonora de primer nivel (Howard Shore), a mi parecer mas original y perfecta que la de "The artist" que la desbancó en los Oscar y una dirección artística clamorosa, con secuencias que cualquier cinéfilo paladeará como una esquisitez: así la relación entre el guardia citado y el niño, un trasunto evidente de la relación de algunos niños con Charlot en muchas de sus peliculas (ver "El niño"--The kid--, sin ir más lejos) o la recreación de aquella imagen inaugural del cine con el tren entrando en la estación de la villa de Ciotat, made in hermanos Lumiere.

Añádase a todo ello algunos regalos como la interpretación del gran Christopher Lee, en el papel del librero, que presta libros clásicos a la chica protagonista y regala un libro de Dumas al joven Hugo.

En esencia, un homenaje al cine en la persona de uno de sus pioneros, el gran Georges Melies, uno de los olvidados, al que sólo directores como David W. Griffith ("El nacimiento de una nación") o Georges Franju ("Le grand Melies" 1952) recordaron con admiración y respeto. Y de entonces ahora, casi nadie excepto Scorsese.

Honestidad, brillantez, nostalgia en su punto, sentido del humor (no comicidad), poesía, dos toques de Dickens, actores muy sobrados, Asa Butterfield, Chlöe Grace Moretz (los dos niños que llevan el peso de la película, de una forma muy convincente y a veces enternecedora) Kingsley, Lee, el mismo Sacha Baron,bastante sujeto por la brida del director, gracias a Dios, que lo deja en un personaje bastante patético con algun inesperado brote de ternura.

En cualquier caso "La invención de Hugo" es una gran película, no una obra maestra, pero si un filme para recordar y revisitar de vez en cuando. Un regalo para los amantes del cine, realizado por un cinéfilo de primer orden, autor de unos cuantos títulos que ningún  amante del cine ha dejado de ver.

 

 

 

 

 

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29 febrero 2012 3 29 /02 /febrero /2012 08:49

La_cena_de_los_idiotas_AKA_La_cena-828469954-large.jpg

 

Bueno esta vez no ha habido suerte. Los remakes que realizan los norteamericanos de las películas europeas alguna vez dan en el clavo y en el mejor de los casos hacen algo totalmente desgajado del original. Lo malo es hacer esto involuntariamente. Así, el "Milenium" americano no tiene nada que envidiar a la primera de la saga sueca y en algunos aspectos la supera, otra cosa es si lo consideramos necesario. Pero si nos referimos al remake de "La cena de los idiotas" la cinta francesa de Francis Weber basada en una obra de teatro "Le dîner dels cons"  (1998) un exitazo fácil en todos los países donde la representan (y no la dejan de representar, como ocurre por ejemplo con "Por delante y por detrás" basada tambien en una obra de teatro que arrasaba en Londres y en Nueva York por los setenta).

En Barcelona, por ejemplo, llevamos cuatro  o cinco años en los que dificilmente se deja de representar esta obra por compañías y actores más o menos divertidos. Así que la versión de Jay Roach que podemos ver en nuestros cines, "La cena" (Dinner for Schumucks"), e interpretada por un Steve Carrell fuera de vueltas y un Paul Rudd que no es la elección más adecuada para un perfecto cabroncete como el protagonista de esta obra, que seguro conocen bien todos ustedes. Rudd es blando y con cara de buen chico y Carrell se lo come con patatas en escenas que provocan verguenza ajena a raudales.

Roach ha perdido la ocasión de despacharse con toda la mala baba que le sobra al original. Pero se queda en poco trascendente y demasiado banal, vulgar y penoso. No es mal cómico Steve Carrell pero debe ser dirigido. No es mal actor Paul Rudd pero debe ser dirigido. Y Roach parece haber estado demasiado ocupado en terminar la peli dentro del plazo para pre-ocuparse de que un material tan bueno, pero tan conocido, tuviera algun viso original y al menos mantuviera la fuerte comicidad crítica de la obra. Los excesos de Carrell sumados a los intentos de Rudd de caernos bien y justificar su falta de ética y la crueldad del asunto, no acaban de funcionar juntos, con lo que se consigue sumir al espectador en una creciente irritación contra la pelicula, los actores y el director. No entiendo, la verdad, qué papel ha hecho aqui Sacha Baron Cohen, ese terrorista del humor, que se debe haber dedicado unicamente a poner el dinero como productor. Y eso es lo que cabe esperar de la mayoria de productores, excepto de éste y con la seguridad que una vitriólica intervención de Sacha hubiera mejorado la película.

Lo único bueno del filme son los ratoncitos disecados que Carrell coloca en escenas desternillantes pero que son un añadido a la película y, como es lógico, solo salen en los créditos del filme y en la secuencia del "concurso" de idiotas, cena que desvirtúa el asunto ya que parece más "La parada de los monstruos", el clásico del cine en blanco y negro, que no una cena de idiotas. Asi que, insisto,  lo único brillante de la película son los ratoncitos, que tampoco nos consuelan del excesivo metraje.

Si los distribuidores tienen un poco de sensibilidad fílmica y ojo para su negocio pasarán esa película directamente al mercado del dvd. Y gracias.

 

 

 

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28 febrero 2012 2 28 /02 /febrero /2012 08:55

el-invitado-cartel.jpg

"Todos traicionan a todos", dice Denzel Washington a un aturdido y horrorizado Ryan Reinolds. En "El invitado" el debut en Hollywood del director sueco Daniel Espinosa (autor de una película que revolucionó el panorama fílmico de Suecia, "Dinero fácil") la traición está tan visible como la violencia, la sangre abundante, cuchilladas, desnucamientos, golpes de toda índole, balazos en marcha o a sangre fría, automóviles estrepitosamente destrozados, persecuciones, emboscadas, asesinatos con mira telescópica y un batiburrillo de agentes contra agentes en el que apenas el espectador tiene claro nada, excepto que se trata de un mundo peligroso, letal y demoníacamente interesado, cruel y amoral.

Se trata además de un duelo interpretativo a gran escala entre Denzel y Ryan, en el que no faltan los tópicos, pero también cierta agudeza en el perfil del personaje y una evidente ambiguedad que los hace más peligrosos y poco previsibles.

Con un ritmo endiablado que pasa de la tranquilidad del principio (el trabajo de Reinolds para la CIA en un piso franco en Sudáfrica) a la aparición de una "leyenda" del servicio secreto norteamericano, Denzel, que se ha pasado a hacer la guerra por su cuenta y beneficio, con listas de dobles agentes y corrupción facilitadas por el MI6 que quiere vender al mejor postor, ignorante --cosa dificil de creer--de que jamas le dejaran disfrutar del dinero que le den, porque él también sabe del contenido de la lista. Denzel es el "invitado" y todo setruerce porque la máquina homicida de las agencias secretas--todas interesadas en que no se haga pública la lista de agentes corruptos-- ya se ha puesto en marcha.

Largo recorrido de violencia que va uniendo a ambos hombres hacia un final apoteósico con la muerte de uno de ellos y la huida del otro hacia una cierta libertad (¿hasta cuando?). Una realidad bastante plausible que está oculta a todo el mundo y que conforma la sentina maloliente del poder. Todo servido con un montaje fuera de control, aceleradísimo, una musica trepidante y una acción sin apenas respiro.

Como dice Sam Shepard en su previsble papel de mandamás de la CIA, con su elegancia y su mirada intrigante, sus "hijo" al dirigirse a sus subordinados y su poder enorme, "A la gente no le interesa la verdad". Al menos "esa" verdad que compromete totalmente al casi total poder de los agencias secretas de "seguridad". Roza en algunos momentos la profundidad política y psicológica esta propuesta fílmica  que parece desangelarse y convertirse en un trhiller al uso. Lástima. Pero aún así, "El invitado" está por encima de la media habitual.

 

 

 

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27 febrero 2012 1 27 /02 /febrero /2012 10:34

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En esta ocasión déjenme hablarles de cine clásico. Se trata de "Retorno al pasado",  dirige Charles Tourneur, interpretan Robert Mitchum, con su gélida solidez y su sonrisa vulnerable, Kirk Douglas dominando un papel que no le va en absoluto, un villano retorcido y untuoso que parece mostrranos un talante que es como llevar un traje de alquiler al que le faltan ajustes y la vampiresa por antonomasia la morena Jane Greer (que no dice ni una sola verdad en toda la pelicula y es maquiavéliva y despiadada bajo una apariencia de amorosa bondad) y la pelirroja Rhonda Flemig componiendo un inusitado papel de chica buena. Porque se trata de eso, de una joya del cine negro, rodada en un suntuoso blanco y negro, bien dirigida y con un guión en estado de gracia, en el que ustedes podrán degustar diálogos que parecen haber sido escritos al alimón por Faulkner y Hemingway. Estén atentos y vean los rostros de los actores cuando dicen cosas como éstas: "Ojalá me alegrara de verte", "El jefe de esa banda no fue a vernos porque se creía muy importante; por eso y porque una chica le habia herido disparándole cuatro tios con su propia pistola" "– No quiero morir. – Ni yo, pero me gustaría ser el último en hacerlo si llegara el caso."   "– Guarde usted esa pistola.– Si la guardo, no me sirve para nada".

Fue producida por la RKO (ya saben la de los rayos) en 1947 y es la adaptación de una novela de Geoffrey Homes (en realidad se llamaba Daniel Mainwaring y era periodista) que luego se haría un clásico de la novela negra. Es justo nombrar al director de fotografía, Nicholas Murusaca, que saca un brillantísimo partido del blanco y negro. Y dirige todo el cotarro, como dije al principio ese olvidado genio del cine que se llamó Jacques Tourneur, si señores, el director de "La mujer pantera" esa bellísima pelicula de obligado visionado.

El argumento es complejo pero no demasiado dificl de seguir, gracias a la voz en off del narrador protagonista que nos va aclarando puntos oscuros, hasta donde él sabe claro (esto es algo acostumbrado en el cine negro clásico). Se trata del esquema del hombre entre dos mujeres (la pasión y el cariño), una en el pasado y la otra en el presente, que se debatirá hasta el trágico fin, como arrastrado por un destino fatídico, en esa ambiguedad de comportamientos y éticas que tan bien define el género.

La película merece una visita al deuvedéclub. Y si acaso, háganse también con "La mujer pantera". Me lo agradecerán.

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