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20 febrero 2012 1 20 /02 /febrero /2012 09:02

 

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Esta semana vamos  a hacer un circular, cuatro o cinco horas, según el ritmo y las paradas, para el que aconsejamos no olvidar bajo ningún concepto la máquina fotográfica. Vais a disfrutar con el paisaje y los rincones de este sendero, con fuertes inclinaciones pero nada exigente y con lugares tan hermosos como el antiguo balneario de la Fontcalda, lugar de ocio estival, al que accedemos tras más o menos  cuarenta minutos de cómoda andadura por la Via verde del Val de Zafán (ya en tierras catalanas, término de Gandesa).

Partimos del pueblo de Bot, desde la antigua estación del tren llamado el "tortosino" o del Val de Zafán, que unía la Puebla de Híjar con Tortosa y que desapareció en 1973, permitiendo que en su trazado se creara la Via Verde que hemos de coger para, en tranquila caminada, atravesando túneles y lugares de gran belleza (en especial algunas vistas sobre el rio Canaletes, al que acompañamos todo el tramo) nos deja en el Santuario de la Fontcalda tras unos 45 minutos de camino.

Esta antigua estación termal y balneario, que se creó por el siglo XIV, hoy en desuso y convertida en área recreativa, mantiene su fuente de aguas termales, los edificios de hospedería y una iglesia (la tercera desde su fiundación) de 1753. Es lugar de romería y peregrinación para Gandesa y Prat del Compte y albergaba una imagen milagrosa de la Virgen, a la que llaman "la paseante", ya que segun la leyenda ha sido devuelta milagrosamente a este lugar cuando los vecinos de los dos pueblos citados y rivales en ese culto, se la llevaban, ora a Gandesa, ora a Prat.

El lugar, enclavado entre los estrets del rio Canaletas que cierran el valle, entre las sierras de Pándols y Cavalls (dos nombres muy conocidos en el imaginario de la batalla del Ebro en la incivil guerra española) es de un encanto soberbio, con sus grandes pozas enclavadas en las gargantas del desfiladero, rodeado por un escenario de anticlinales y rocas erosionadas por el agua y el viento que le dan un aspecto mágico y salvaje, trufado de cuevas y de molas calcáreas prodigiosas.

Aquí justamente comienza el sendero propiamente dicho, el GR-171, en una curva de la pista de salida del Santuario hacia Prat del Compte, a mano izquierda,  con una subida por la ladera escarpada de la montaña que cierra el congost.excursiones-9040.JPG

El sendero es estrecho pero limpio de matorrales, en muchos tramos empedrado y protegido por muretes de rocas. Mientras subimos por él dejamos a nuestros pies el enclave encantador del santuario al pie de la empinada ladera llena de pinos, unos edificios dorados entre el verde del bosque de montaña y detrás, como un telón teatral, el muro empinado por el que discurre haciendo zetas, la pista que lleva al coll de la sierra del Crestal, que se une a la de Pandols, frente al lejano caserío de Gandesa.

El sendero va zigzagueando en su fuerte subida hasta llegar al Coll de la Fontcalda. Dejamos a nuestra espalda el congost y se abre el paisaje hacia Fontfanes y sus colinas, limitados  por los montes de las Parrisas, con el alto conglomerado de La Mola enfrente y de la Falconera a nuestra derecha.

Bajamos al valle, con bancales de vides, arboles, frutales y bosques de pino negral y carrascas, haciendo una gran ese que parece desviarnos de nuestro objetivo. Sin embargo a nuestra izquierda, a lo lejos, se divisan los contrafuertes empinados del Tossal del Grilló y la gran cordillera maciza de els Ports.

Al fin, por una larga pista en la que se pierden las señales, llegamos a las inmediaciones de Prat del Compte. Entramos por la parte norte del pueblo, por encima de la actual carretera y debemos seguir la frontera superior del pueblo, sin bajar al centro, pasar por la escuela municipal e ir a buscar las últimas casas que apuntan en la dirección de Bot, una cordillera de colinas abruptas pero de escasa alzada, en una de cuyas cumbres hay una enorme antena de telecomunicaciones. El camino nos lleva hasta una alberca de aprovisionamiento de agua para helicopteros, donde parece morir. Hay que remontar directamente el collado, entre las rocas, sin camino, siguiendo el objetivo del coll que se ve a la izquierda de la antena. Unos minutos de subida y semigrimpadas para encontrar sobre una roca en forma de bauma la primera señal de PR, una linea blanca y otra amarilla. Pero pronto dejaremos de verlas. Nos cruzamos con la carretera de Bot (que hay que ir a buscar a lo alto del coll) y debemos seguirla sobre asfalto hasta que vuelven a aparecer la señales. Atentos entonces. En una curva cerrada de la carretera, a mano derecha, sobre un terraplen alto rodeado de matojos, veremos una flecha indicando Bot, grabada con pintura blanca sobre la roca. Desde allí, el sendero, con bajadas muy pronunciadas y algunos paseos horizontales muy agradables  entre los pinos, se desliza hacia el valle de Bot, dejando a la izquierda la carretera, de interminables curvas.

Pronto veremos el pueblo a lo lejos, a nuestros pies, mientras proseguimos la bajada entre bosques y cortadas de rocas, desviandonos hacia la derecha del pueblo, hasta llegar abruptamente sobre un recodo de la pista que conduce desde la estación de Bot, origen de nuestra excursión, a la pista cimentada de la ermita de Sant Josep, blanca  sobre una atalaya visible y dominante en lo alto de la colina puntiaguda que se levanta frente a Bot.

Desde ese punto solo nos queda bajar el Via Crucis (literalmente: observen en cada una de las "estaciones" del camino religioso, las baldosas con dibujos naïf, llenas de encanto, que muestran episodios de la Pasión) hasta el paseo empinado y bordeado de cipreses que nos lleva a la vieja Estación. El recorrido se ha completado.

 

NO SE PÌERDA

 

Por supuesto, un descanso amplio en el Santuario de la Fontcalda. La visita a la ermita de Sant Josep, no por el edificio, bastante soso, sino por la vista que nos ofrece. Y, otro momento de asueto o lugar para reponer fuerzas, en la base de la Falconera, la original y llamativa roca que domina el pueblo y acompaña cualquier paseo en su entorno, una zona recreativa que llaman "El  forat de la Doncella", una surgencia de agua que mana de una hendidura en la roca con forma muy caracteristica (los mas imaginativos comprenderán el nombre de la surgencia), lugar apacible, bello y silencioso, con mesas y barbacoas, bajo una arboleda bien cuidada. Si hace buen tiempo, bajando por el lecho de la torrentera que lleva al rio Canaletes, hay una zona rocosa donde el rio forma pozas para un posible baño. Es muy solitario y solo tiene acceso por ese punto.  Discreción asegurada.

 

DOCUMENTACIÓN Y ACCESO

 

Recomendamos los mapas 470 (Gandesa) y 497 (Horta de San Juan), de la coleccion del MTN (mapas topograficos nacionales) que, conjuntamente, nos dan información del camino. En  Editorial Azimut, ese magnifico andariego que es Vicent Pellicer Ollés, nos ofrece sus "Caminades pel massís del Port" (hay tres tomos de la zona del Port) que, aunque no registran esta excursión en concreto, ofrecen una panorámica excelente y sugerente de los alrededores: Todo ello, como de costumbre, en librerías especializadas o en la Librería Serret de Valderrobres, centro neurálgico para hallar la documentación de la zona.  Para llegar a Bot, desde Gandesa hay acceso directo y desde el Matarraña, coger la carretera de Valderrobres a Horta de San Juan y desde esta población a Bot por la comarcal que lleva a Gandesa. Tanto Gandesa, como BOt y Horta de San Juan, tienen hoteles, viviendas rurales y restaurantes que ya hemos citado en otras ocasiones. Un finde agradable, sin duda.

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