No viene mal conocer los entresijos de nuestras decisiones más cotidianas y en apariencia banales o poco significativas. El mecanismo neuronal subyacente es el mismo que cuando escogemos a una mujer como pareja, un trabajo determinado, una carrera para estudiar o seguir una determinada ideología o creencia ¿Qué hay detrás de la toma de decisiones? La biotecnología avanzada ha expulsado a ese duende misterioso que denominábamos "libre albedrío" o suerte o apoyo de los dioses. En esa maravilla del universo que se llama cerebro humano las cosas funcionan de una manera distinta: miles de millones de neuronas se ponen en marcha de manera unificada para hacer cálculos de probabilidades con los datos que poseemos y a veces no sabemos que poseemos. Entonces a veces nos viene la inspiración, algo a lo que llamamos "intuición": en realidad ese ejército disciplinado de neuronas ha realizado un reconocimiento de patrones previos que la existencia particular y los legados de la genética y el género animal al que pertenecemos tiene convenientemente almacenados. Muchas veces lo que "nos dice" la mente no es lo correcto, como comprobamos más adelante, porque los algoritmos bioquímicos del cerebro están sujetos al consabido ensayo-error, debido a condicionantes y circuitos genéticos inscritos en la historia biológica de la especie, que resultan obsoletos e inapropiados para el momento y la circunstancia. Cuando escogemos una vía de acción, el cerebro "lo sabe" fracciones de segundo antes que nuestra mente y voluntad. Está comprobado empíricamente con instrumentos de laboratorio. Por tanto ¿decidimos realmente lo que queremos hacer?