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1 mayo 2018 2 01 /05 /mayo /2018 07:59

Con dos o tres meses de diferencia, dos editoras selectas españolas, Impedimenta y Siruela, han publicado sendos libros de relatos, recopilaciones de narraciones de terror o fantasmas y de  misterio o detectivescas con tres características comunes: que ambos están escritos por mujeres en su mayoría-también hay autores masculinos que innovaban el género haciendo que las féminas hicieran trabajos considerados estrictamente realizados por hombres-, que todas ellas son inglesas y que han vivido, escrito y publicado en la misma época: aquélla peculiar franja histórica británica que floreció bajo el reinado de Victoria, la segunda más longeva soberana de Europa (la primera es la actual reina Isabel II que lleva 66 años en el trono por los 63 de su tatarabuela y se ha convertido en la jefe de estado más anciana del mundo).

Los dos libros, de tapa dura, cuidada edición, buenas traducciones y portadas sumamente atractivas, fascinan al lector filo-victoriano (que somos legión). Las "Detectives victorianas" de Siruela ofrecen un interesante prólogo del responsable de la edición y selección de autoras y relatos, Michael Sims, cuyos conocimientos e investigaciones sobre la época victoriana -con su claros y oscuros, la dureza y mezquindad de su sociedad y la sordidez de sus costumbres, pero también con el florecimiento imperial de lo británico y la enorme riqueza de su literatura, arte, poesía y teatro- es un acicate más para leer estos libros divertidos y aleccionadores.

Tan atinadas son las estampas que se nos ofrecen de las "hermanas literarias" de Sherlock Holmes como las de las Damas Oscuras que Impedimenta da a luz con una foto manipulada y coloreada de jóvenes "colegialas" -sin ojos- de la misma época  (aquí sí todas las autoras son mujeres). Estas Damas  nos ofrecen oscuras historias de terror y pertenecen a escritoras más conocidas que sus compañeras detectivescas, que siguieron el camino marcado por Mary Shelley o Ann Radcliffe, también excelentemente traducidas.

En realidad los dos libros recogen particularidades, fenómenos públicos, sociales y culturales que nacen prácticamente y se popularizan gracias al fermento histórico, económico, filosófico y social que crea el conjunto irrepetible de circunstancias que se dan en Inglaterra y en la época victoriana y que son consecuencia directa de las situaciones humanas de la sociedad, las costumbres y los mitos y tabúes, las necesidades más profundas y las aversiones, vicios y defectos más desgarradores de los hombres y mujeres de unos tiempos irrepetibles. Al igual que la sociedad y la historia del Siglo de Oro español permite comprender la literatura picaresca española y el fenómeno cervantino.

Durante el reinado de Victoria, la rigidez social, la inseguridad ciudadana, las diferencias entre la riqueza más ostentosa y la miseria más generalizada, con una clase media en formación, el empuje militar colonial, la industrialización, permite entender a un Dickens junto a un Conan Doyle: la miseria y el desamparo que exigen la aparición de un cierto brazo ejecutor de la justicia (nos cuenta Sims la creación de los cuerpos de policía y la figura del detective más tarde) y por otro lado, en las clases altas y en forma distinta pero también profunda, la fascinación por lo oscuro, lo oculto, lo fantasmal y lo horrible, un reflejo en otro mundo de lo más tenebroso de éste, un intento de exorcizar con la literatura un Mal que estaba demasiado presente en la sociedad inglesa de la época. Y ambas peculiaridades literarias se unen en la Inglaterra del siglo XIX, como se unen en algunas de las grandes figuras literarias y culturales de la época. Un ejemplo es sir Arthur Conan Doyle, que creará al gran Sherlock Holmes -campeón de la racionalidad deductiva- pero también en su vida real se hará un espiritista experto y fanático, con unas creencias esotéricas - médiums, seres de ultratumba- que estaban en radical oposición al racionalismo inteligente de su detective. Chesterton también coqueteará con los dos géneros, con su "Padre Brown" y sus relatos de misterio.

Charlotte Brontë, Margaret Oliphant, quien brinda con su habitual preciosismo y detallismo una joya titulada “La puerta abierta”, paradigma de las historias de fantasmas, o Willa Carter) y el grueso de las seleccionadas “caídas en desgracia y/o en un temprano olvido que no hace justicia a sus verdaderas aptitudes literarias”. Con todo, “Damas oscuras” compendia una veintena de relatos entre  los que resulta difícil considerar que alguno de ellos no reúne unos indispensables criterios de calidad y fuerza narrativa.

 Estos dos libros son exponentes también de otra peculiaridad victoriana: la eclosión de un feminismo militante, de una mujer simbolizada en féminas que se atrevían a ponerse bombachos para ir en bicicleta, que conducían veloces automóviles, que trataban de hacerse médicas, arquitectas, científicas, novelistas, poetas y filósofas, sin dejar -además-  de ocuparse del hogar y de tener hijos y, en suma, rompían con la figura tradicional de la sumisión, el servilismo y la categoría de objeto o propiedad vistosa del encumbrado varón. Y para que no quedara lugar a dudas, invadieron masivamente y a cara descubierta muchas veces el sancta sanctorum de la Literatura, buscando dejar de ser excepciones y convertirse en reglas de normalidad. Las revistas literarias más conocidas fueron literalmente asaltadas por nombres femeninos. En "Damas oscuras" seleccionan veinte damas oscuras de entre 1830 y 1900. Y en "Detectives victorianas" (un género menos "apropiado" para la mujer, desde 1860). Como cita Sims, "La representación de una mujer que se ocupase de investigar durante el siglo XIX constituía una absoluta fantasía de empoderamiento femenino". En 1856 saldrá publicada la primera historia protagonizada por una mujer detective y en 1878 Anna Katharine Green publica "El caso Leavenwoerth", la primera novela policíaca escrita por una mujer sin ocultarse tras un pseudónimo masculino. Fue un éxito tan sonado en Estados Unidos que la novela acabó convirtiéndose en lectura obligada en la Facultad de Derecho de Yale.

La antalogía de Siruela reúne once relatos policíacos con protagonistas femeninas que muestran  tanta o más inteligencia como sus homólogos masculinos y bastante más astucia y sensibilidad para entender los móviles de los asesinos.  Son las siguientes: La condesa misteriosa de W. S. Hayward; El arma desconocida de Andrew Forrester; Dagas dibujadas de C. L. Pirkis; El brazo largo de Mary E. Wilkins; El asunto de la puerta de al lado de Anna Katharine Green (capítulo de una obra más extensa: "El misterio de Gramercy Park");El hombre de los ojos feroces de George R. Sims; La aventura de la anciana quisquillosa de Grant Allen;La muesca del bastón de M. McDonnell Bodkin; El hombre que me cortó el pelo de Richard Marsh; El hombre que tenía nueve vidas de Hugh C. Weir; La segunda bala de Anna Katharine Green.

Algunas de las  señoras detectives constituyen un encanto literario para los gustadores de las novelas policiacas de aquellos tiempos: por ejemplo, la inteligente señora Paschal de Hayward; Loveday Brooke, la más cercana a S.Holmes, de C.L.Pirkis (escritora); Sarah Fairbanks de Mary E. Wilkins, una de las más conocidas y respetadas autoras; Ebenezer Gryce, policía de Nueva York, de Anna Katherine Green.   

Cada uno de esos relatos está precedido de una introducción analítica y explicativa del editor sobre el o la autora, que son especialmente interesantes para comprender el mundo metaliterario que rodeaba su publicación. Detalle que falta en el libro dedicado a las "Damas Oscuras". Pues aunque conocemos a algunas autoras como Charlotte Brontë (que se atreve a mostrarnos a un Napoleón muy por debajo de la inteligencia de su propia mujer), Elizabeth Gaskell (amiga de la Bronte y una de laas más “terroríficas”, Vernon Lee o Willa Cather (norteamericana), también hay relatos notables de autoras poco conocidas por estos lares como  Dina Mulock, Mrs. Henry Wood, Catherine Crowe (particularmente crítica con la situación de la mujer en sus tiempos y protagonista de un caso de “invisibilidad” supuesta por la que fue detenida corriendo desnuda en plena calle), M.Elizabeth Braddon, Violet Hunt, Mary E. Wilkins (también norteamericana) o Rosa Mulholland, entre otras. 

FICHAS

DETECTIVES VICTORIANAS.- VVAA.- Edición de Michael Sims. Trad. Laura Salas. Ed. Siruela, 332 págs. 29,95 €.- ISBN 9788417308001

DAMAS OSCURAS.-VVAA.- Trad. A. Frieyro, O.Garcia, S.Lekanda, M.Palmer y C. Rubio,. Ed. Impedimenta.- 490 págs.-ISBN 9788417115302

 

Con dos o tres meses de diferencia, dos editoras selectas españolas, Impedimenta y Siruela, han publicado sendos libros de relatos, recopilaciones de narraciones de terror o fantasmas y de  misterio o detectivescas con tres características comunes: que ambas están escritas por mujeres en su mayoría-también hay autores masculinos que también innovaban el género haciendo que las fémina hicieran trabajos considerados estrictamente masculinos-, que todas ellas son inglesas y que han vivido, escrito y publicado en la misma época: aquélla peculiar franja histórica británica que floreció bajo el reinado de Victoria, la segunda más longeva soberana de Europa (la primera es la actual reina Isabel II que lleva 66 años en el trono por los 63 de su tatarabuela y se ha convertido en la jefe de estado más anciana del mundo).

Los dos libros, de tapa dura, cuidada edición, buenas traducciones y portadas sumamente atractivas, fascinan al lector filo-victoriano (que somos legión). Las "Detectives victorianas" de Siruela ofrecen un interesante prólogo del responsable de la edición y selección de autoras y relatos, Michael Sims, cuyos conocimientos e investigaciones sobre la época victoriana -con su claros y oscuros, la dureza y mezquindad de su sociedad y la sordidez de sus costumbres, pero también con el florecimiento imperial de lo británico y la enorme riqueza de su literatura, arte, poesía y teatro- es un acicate más para leer estos libros divertidos y aleccionadores.

Tan atinadas son las estampas que se nos ofrecen de las "hermanas literarias" de Sherlock Holmes como las de las Damas Oscuras que Impedimenta da a luz con una foto manipulada y coloreada de jóvenes "colegialas" -sin ojos- de la misma época  (aquí sí todas las autoras son mujeres). Estas Damas  nos ofrecen oscuras historias de terror y pertenecen a escritoras más conocidas que sus compañeras detectivescas, que siguieron el camino marcado por Mary Shelley o Ann Radcliffe. también excelentemente traducidas.

En realidad los dos libros recogen particularidades, fenómenos públicos, sociales y culturales que nacen prácticamente y se popularizan gracias al fermento histórico, económico, filosófico y social que crea el conjunto irrepetible de circunstancias que se dan en Inglaterra y en la época victoriana y que son consecuencia directa de las situaciones humanas de la sociedad, las costumbres y los mitos y tabúes, las necesidades más profundas y las aversiones, vicios y defectos más desgarradoras de los hombres y mujeres de unos tiempos irrepetibles. Al igual que la sociedad y la historia del Siglo de Oro español permite comprender la literatura picaresca española y el fenómeno cervantino.

Durante el reinado de Victoria, la rigidez social, la inseguridad ciudadana, las diferencias entre la riqueza más ostentosa y la miseria más generalizada, con una clase media en formación, el empuje militar colonial, la industrialización, permite entender a un Dickens junto a un Conan Doyle: la miseria y el desamparo que exigen la aparición de un cierto brazo ejecutor de la justicia (nos cuenta Sims la creación de los cuerpos de policía y la figura del detective más tarde) y por otro lado, en las clases altas y en forma distinta pero también profunda, la fascinación por lo oscuro, lo oculto, lo fantasmal y lo horrible, un reflejo en otro mundo de lo más tenebroso de éste, un intento de exorcizar con la literatura un Mal que estaba demasiado presente en la sociedad inglesa de la época. Y ambas peculiaridades literarias se unen en la Inglaterra del siglo XIX, como se unen en algunas de las grandes figuras literarias y culturales de la época. Un ejemplo es sir Arthur Conan Doyle, que creará al gran Sherlock Holmes -campeón de la racionalidad deductiva- pero también en su vida real se hará un espiritista experto y fanático, con unas creencias esotéricas - médiums, seres de ultratumba- que estaban en radical oposición al racionalismo inteligente de su detective. Chesterton también coqueteará con los dos géneros, con su "Padre Brown" y sus relatos de misterio.

Charlotte Brontë, Margaret Oliphant, quien brinda con su habitual preciosismo y detallismo una joya titulada La puerta abierta, paradigma de las historias de fantasmas, o Willa Carter) y el grueso de las seleccionadas caídas en desgracia y/o en un temprano olvido que no hace justicia a sus verdaderas aptitudes literarias. Con todo, Damas oscuras compendia una veintena de relatos de los que resulta difícil considerar alguno de los mismos susceptible de ser considerado prescindible en función de unos determinados estándares de calidad.

Estos dos libros son exponentes también de otra peculiaridad victoriana: la eclosión de un feminismo militante, de una mujer simbolizada en féminas que se atrevían a ponerse bombachos para ir en bicicleta, que conducían veloces automóviles, que trataban de hacerse médicas, arquitectas, científicas y filósofas, sin dejar -además-  de ocuparse del hogar y de tener hijos y, en suma, rompían con la figura tradicional de la sumisión, el servilismo y la categoría de objeto o propiedad vistosa del encumbrado varón. Y para que no quedara lugar a dudas, invadieron masivamente y a cara descubierta muchas veces el sancta sanctorum de la Literatura, buscando dejar de ser excepciones y convertirse en reglas de normalidad. Las revistas literarias más conocidas fueron literalmente asaltadas por nombres femeninos. En "Damas oscuras" seleccionan veinte damas oscuras entre 1830 y 1900. Y en "Detectives victorianas" (un género menos "apropiado" para la mujer, desde 1860). Como cita Sims, "La representación de una mujer que se ocupase de investigar durante el siglo XIX constituía una absoluta fantasía de empoderamiento femenino". En 1856 saldrá publicada la primera historia protagonizada por una mujer detective y en 1878 Anna Katharine Green publica "El caso Leavenwoerth", la primera novela policíaca escrita por una mujer sin ocultarse tras un pseudónimo masculino. Fue un éxito tan sonado en Estados Unidos que la novela acabó convirtiéndose en lectura obligada en la Facultad de Derecho de Yale.

La antalogía de Siruela reúne once relatos policíacos con protagonistas femeninas que muestran  tanta o más inteligencia como sus homólogos masculinos y bastante más astucia y sensibilidad para entender los móviles de los asesinos.  Son los siguientes: La condesa misteriosa de W. S. Hayward; El arma desconocida de Andrew Forrester; Dagas dibujadas de C. L. Pirkis; El brazo largo de Mary E. Wilkins; El asunto de la puerta de al lado de Anna Katharine Green (capítulo de una obra más extensa: "El misterio de Gramercy Park");El hombre de los ojos feroces de George R. Sims; La aventura de la anciana quisquillosa de Grant Allen;La muesca del bastón de M. McDonnell Bodkin; El hombre que me cortó el pelo de Richard Marsh; El hombre que tenía nueve vidas de Hugh C. Weir; La segunda bala de Anna Katharine Green.

Algunas de las  señoras detectives constituyen un encanto literario para los gustadores de las novelas policiacas de aquellos tiempos: por ejemplo, la inteligente señora Paschal de Hayward; Loveday Brooke, la más cercana a S.Holmes, de C.L.Pirkis (escritora); Sarah Fairbanks de Mary E. Wilkins, una de las más conocidas y respetadas autoras; Ebenezer Gryce, policía de Nueva York, de Anna Katherine Green.   

Cada uno de esos relatos está precedido de una introducción analítica y explicativa del editor sobre el o la autora, que son especialmente interesantes para comprender el mundo metaliterario que rodeaba su publicación. Detalle que falta en el libro dedicado a las "Damas Oscuras". Pues aunque conocemos a algunas autoras como Charlotte Brontë, Elizabeth Gaskell, Vernon Lee o Willa Cather, también hay relatos notables de autoras poco conocidas por estos lares como Mulock, Mrs. Henry Wood o Rosa Mulholland. 

FICHAS
DETECTIVES VICTORIANAS.- VVAA.- Edición de Michael Sims. Trad. Laura Salas. Ed. Siruela, 332 págs. 29,95 €.- ISBN 9788417308001
DAMAS OSCURAS.-VVAA.- Trad. A. Frieyro, O.Garcia, S.Lekanda, M.Palmer y C. Rubio,. Ed. Impedimenta.- 490 págs.-ISBN 9788417115302

 

 




 

 

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