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9 diciembre 2017 6 09 /12 /diciembre /2017 09:45

Aurora Bertrana es una de las contadas mujeres que, sin duda gracias a una situación familiar bastante privilegiada, logró destacar y marcar época en unos tiempos, los años veinte del pasado siglo, en los que el género femenino comenzaba a alzar la cabeza orgullosamente, pero aún sometido a la férrea estructura de la cultura preponderante masculina. La Bertrana pertenecía a esa escasa fracción femenina que rompía los asfixiantes moldes del estereotipo tradicional  de lo que "debía ser" una mujer y cuáles eran sus funciones aceptables, siempre bajo el dominio del hombre.

La obra original "Paradisos oceànics" fue publicada por la editorial catalana Proa en 1930. Fue un libro que se convirtió en un éxito casi inmediato, no sólo por el exotismo de lo que contaba, un viaje por la Polinesia francesa desde 1926 a 1929, sino por el hecho de que su autor era una mujer y que las ideas, opiniones y retratos que ofrecía eran inusitadamente rompedores para la pacata, super católica  e hipertrofiada cultura de la sociedad española de aquellos tiempos (sobre todo en el aspecto tabú de la sexualidad y, válgame Dios, de la libertad femenina al respecto). Una sociedad, como la describía Aurora, en la que las mujeres podrían escoger al hombre que las deseara y tener cuantos hijos pudiera con cualquiera de ellos, pues para aquella cultura los hijos eran un capital común que todo el mundo cuidaba y quería: ahí es nada, estaba comprometido el futuro de la tribu. Los antropólogos ya sabrían de estas cosas a través de los estudios de  Malinowski  y de  Radcliffe-Brown (más tarde, Margaret Mead y Levy Strauss) pero eso era en el restringido ámbito universitario (en España decididamente minoritario y clasista en esos años)

 A finales de  los "felices" 20 Aurora Bertrana enviaba crónicas periodísticas de excelente valor literario desde Oceanía hacia España. Tenía treinta y cuatro años, literaria y filosóficamente madura y totalmente fascinada por la asombrosa cultura humana de aquellos lugares paradisíacos. Era un auténtico rito de paso en su existencia, el ascenso a una cultura superior desde el punto de vista humanístico y el sello de su libertad como mujer y de su independencia del forzado estatus que la sociedad de su tiempo reservaba a las mujeres de su clase social. Era hija del escritor Prudenci Bertrana (que no era para su hija un prodigio de liberalidad e inteligencia progresista, más bien todo lo contrario) y la familia era un remedo de las de aquellos hidalgos pobres de los que habla nuestra literatura clásica, Baroja o Galdós, una familia de posibles venida a menos por mala gestión de bienes heredados. .

Había recibido una excelente cultura musical y completó sus estudios de violoncello en la Escuela de Música de Barcelona bajo la protección de la escritora y militante del feminismo Carmen Karr. Se ganaba la vida tocando con un terceto de señoritas que actuaba de madrugada en locales de la Diagonal,  además de dar clases de música y lectura catalana en el Instituto de Cultura. En Suiza logró cierto éxito al crear la orquesta ‘Jazz Women’, la primera jazz band formada íntegramente por mujeres. Fue en Ginebra donde conoció a un ingeniero industrial que pertenecía a una familia pudiente, Denys Choffat, con el que se casó en 1925. Con él viajaría a Polinesia - después de conocer Martinica y Panamá- donde él debía trabajar en el montaje de una central eléctrica y ella se dedicaría a estudiar las costumbres locales que plasmaría en sus artículos para la revista "D'Ací i d'Allà" y posteriormente en el libro que hoy disfrutamos.

Más tarde publicaría, ya en Barcelona, "Peikea, princesa caníbal" y "L'illa perduda" (escrita en colaboración con su padre). En 1936 publicó un libro sobre "El Marroc sensual i fanátic". En 1938 --dada su militancia izquierdista republicana- nuestra autora hubo de exiliarse (Suiza y Francia) -su marido prefirió pasarse a la zona franquista- y regresó a España en 1949 por razones familiares. Murió en Berga en 1974 tras publicar varios libros más, novelas, biografía de su padre y memorias (entre ellos la novela "Vent de grop" cuya versión cinematográfica fue protagonizada por Joan Manuel Serrat).

La personalísima  edición de Rata ofrece ese aspecto de  trabajo artesanal en común, ese "sabor" a algo bien diseñado, cuidado en sus menores detalles, un producto realizado con sensibilidad e inteligencia: aquél tipo de obras que Aristóteles consideraba dignas de la gran exigencia de perfección  que apuntaba en su "Ética para Nicomaco" como precisa para el hombre de virtud, la busca de la excelencia. Como asegura Oriol Ponsatí en la introducción: "Todo desde el diseño hasta el cuidado en la selección de textos, imágenes y paratextos, nos permite afirmar sin duda  alguna que -esta edición- es el mejor lugar donde podía ir a parar nuestra viajera oceánica el año 2017".

También la semblanza biográfica que nos ofrece Mar Abad ("una mujer libre") tiene desperdicio, sobre todo algunas de las frases que esta autora dedica a su biografiada con un desgarro literario de lo más divertido. Por ejemplo: "En aquella época, los minúsculos deditos de las niñas traían inscrito un destino: fregar, coser y guisar para un marido y unos hijos. Y en sus pezoncitos, tan tiernos como la acuarela rosa, aguardaba el sino de amamantar". La edición se enriquece además con un capítulo inédito en castellano (la traducción se debe a la novelista Jenn Díaz) que apareció en las "Memories fins al 1935" y donde la Bertrana comenta con gracejo e ironía la acogida que tuvo sus "Paraísos" en 1930. El libro nos ofrece también una selección de fotografías de la autora que aparecieron en las ediciones catalana y castellana de1930 y 1933.

Un libro, pues, para disfrutar y también para pensar sobre la situación de la mujer en la sociedad española de aquellos tiempos (la anécdota de la cita con Gregorio Marañón es categórica). Como es delicioso y poco corriente que Iolanda Batallé, la editora, nos diga en la solapa de contraportada: "Lee este libro porque, a pesar de todo, el mundo sigue siendo aún el lugar luminoso, abierto e inocente que aquí se describe". Sumamente improbable, pero hermoso.

FICHA

PARAÍSOS OCEÁNICOS.- Aurora Bertrana.- Editorial :Rata_.-299 págs. Ilustraciones de la autora.

 

 

 

 

 

 

 

   

 

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