Bob Reiner es un comediógrafo bastante interesantes aunque irregular. En esta ocasión ha jugado con una cierta ventaja reuniendo en su cast nada menos que a Michael Douglas (cada día más parecido a su padre en la media edad, aunque sin su gancho de buen actor) y a la incombustible Diane Keaton, que sigue imitando a la madura joven de Woody Allen). El primero nos irrita un poco con su papel aburridamente sarcástico y grosero, un auténtico autista emocional. Naturalmente interviene una hasta entonces no conocida nieta de diez años y ahí comienza lo previsible y bastantes veces visto en el cine, desde el lejanísimo "Heidi". La niña, Sterling Jenis, empieza un poco mal dirigida al principio para luego irse adueñando del papel. Y es que todo en la película mantiene ese esquema. Diez primeros minutos poco interesantes y luego la magia de la pareja protagonista hace un esfuerzo de superación y la cosa se va encarrilando aunque a trompicones , con amor otoñal y un poco vergonzante entre Michael y Diane, muy en su elemento natural, la seducción un poco histérica. La cosa recuerda a muchas otras pelis con la característica de ser peor respecto a todas ellas, desde "Mejor imposible" "Cuando menos de lo esperas", "A propósito de Schimdt" o "Un hombre solitario" también con Douglas. Por lo menos el guión sube un poco el listón de las típicas actuales comedietas norteamericanas con sesgo idiotizante y rematadamente obsceno.
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