LOGOI 174
PRIVACIDAD Y ENTELEQUIA
El artículo 18 de nuestra Constitución considera la privacidad uno de los derechos fundamentales con sus tres pilares: el honor, la intimidad y la imagen personal. No creo que nunca haya sido efectiva. Al menos con el rigor que cabría esperar de una Ley de alto rango. La cual, desde mayo de 2018, ha sido reforzada por el REPD (Reglamento Europeo para la protección de datos).
Pasemos a la palabra “entelequia” que, como saben, significa “cosa irreal”. Con lo cual estamos diciendo que la tan cacareada “privacidad” del siglo XXI es algo irreal y como tal, engañoso. A pesar de brotes de casos “ejemplares” de castigo a los que se da cumplida publicidad. Lisa y llanamente, el colmo de la hipocresía.
Centrémonos en el mundo digital en el que vivimos la mayor parte de los ciudadanos. Algún evolucionista guasón ha descrito al hombre del siglo XXII con unos descomunales índices y pulgares, atrofia de los demás dedos, ojos miopes habituados a distancias cortas, mirando sin cesar pantallas luminosas y una mente focalizada en aquello que reciben y asimilan por vía digital. ¿Vieron ustedes esa joya de dibujos animados de la antigua Pixar que se tituló “Wall.e” y se estrenó allá por el 2008? Pues bien, recuerden a aquellos seres humanos gordinflones y pasivos encerrados en un Arca interestelar. O, más seria, la película “El círculo” (2017) con Tom Hanks y Emma Watson, donde las personas son controladas las 24 horas a través de una empresa dictatorial que manipula sus vidas a cambio de comodidad y servicios. Una especie de “1984” y su “Gran Hermano”. Todos sujetos a la gestión de un agresivo computador algorítmico programado heurísticamente (Como el HAL 9000 de Stanley Kubrick).
¿Ciencia ficción? ¿Distopía? ¿Están seguros de que su privacidad está protegida? Todos los que tenemos un ordenador, cuentas en Yahoo, Google, Facebook , Twiter, etc. y un móvil, estamos facilitando –gratis y voluntariamente- nuestros perfiles socioeconómicos y psicológicos, que son ordenados por tendencias, con algoritmos de búsqueda – y usados comercial o políticamente-, que se legalizan cada vez que clicamos un “ok” a las “condiciones” que nos imponen para permitirnos operar en internet. En consecuencia, hablar de privacidad es una entelequia, por muchas leyes y organismos que nos aseguren que estamos protegidos.
ALBERTO DÍAZ RUEDA