/image%2F1094048%2F20150125%2Fob_73ba73_en-un-patio-de-par-s-589065503-main.jpg)
Dirigida por Pierre Salvadori, la cada vez más sólida Catherine Deneuve--incluso en papeles tan desvaídos como este- y Gustave de Kervern que le da la réplica, nos ofrecen una comedia-drama que con algunos momentos de cierto agarre emotivo o humorístico es tan desaliñada como el personaje que interpreta Gustave, un músico mayor que abandona su trabajo arrasado por el desinterés, la perplejidad y la droga y encuentra trabajo como conserje de un bloque de pisos en un barrio popular de París. Las relaciones que el ex músico mantiene con los vecinos del inmueble, particularmente con la deliciosa y trastornada Deneuve, rozan el sainete o la comedia de enredos sin llegar en ningún momento a perder el profundo dramatismo de unas personas desencantadas que rozan la patología mental o la consciente estupidez de la mezquindades entre vecinos. Los dos actores principales bien secundados por dos o tres secundarios como Pio Maramai o Feodor Atkine., campan a sus anchas siguiendo un guión no muy inspirado que tiene frecuentes baches de interés. Las historias son variadas, pintorescas y se entrecruzan sin ton ni son, hasta confundir todo en una amalgama de grises en el que sólo destaca la creciente ausencia mental de la Deneuve o la falta de motivación del conserje improvisado hacia sí mismo que le lleva impepinablemente a la muerte. Parece como si las grietas en el edificio que motivan el desespero de la Deneuve acaban por hacer tambalearse la estructura entera del filme.
Comenta este artículo …