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5 octubre 2014 7 05 /10 /octubre /2014 17:54
La gran seducción

«La gran seducción» recrea a partir de un argumento de anécdota breve, la decadencia del mundo rural y de un estilo de vida sencillo en el que el tiempo no es tanto un artículo de lujo como una posible fuente de alimento anímico sumamente abundante.

Conviene darle tiempo de reposo a esta película una vez vista, pues bajo la apariencia de una comedia más bien simple con cierto aire de «Bienvenido Mr. Marshall», subyace un canto vital tan contenido en lo formal como enérgico en lo que desea transmitir.

Y ¿qué desea comunicar? La necesidad del trabajo para la autoestima y la socialización. Que haya habitantes suficientes en un área, una masa crítica que evite su extinción. La presión que el mundo urbano está realizando sobre el rural. La soledad en la estructura imperante en la gran ciudad, la involución humana que sigue a la evolución tecnológica cuando un cajero automático sustituye a una sucursal bancaria…

«La gran seducción» está rodada en un entorno de belleza apabullante, en la península Bonavista de Terranova, y contiene una serie de imágenes de gran poderío visual. Como la exhibición de la majestuosa humanidad del gran Brendan Gleeson sobre los tejados de su muy orgulloso pueblo pesquero. Como la mirada que el protagonista dirige al barco que abandona el puerto, sellando el declive de su mundo.

Don McKellar desea no incurrir en maniqueísmo y no presenta al grupo aborigen como buenos derrotados por la barbarie, sino que ilustra sus ruindades y disputas, mientras uno les va tomando cariño.

Adicionalmente, aparecen semillas universales del cohecho, como la seducción fiscal de que son objeto las grandes multinacionales, quienes dan a elegir entre el cuidado medioambiental y del anterior medio de riqueza (en este caso la pesca) que vienen acompañados por el abandono económico o el rescate inversor. En clave de parodia, se presenta también el posible contenido real en las negociaciones que lleva a cabo un magnate (aquí petroquímico) para instalarse en un lugar en retroceso.

Inevitablemente, el film cuenta con algunos defectos. Quizá por exigencia del guión original y para ganarse a cierto público (pues es un remake de otra cinta también canadiense de 2003) introduce a un joven y atractivo médico, triunfador esteticista de ¡¡29 años!! Lo cual, visto desde aquí, es una incongruencia similar al romano que porta reloj en un peplum.

Por último, una vez expuestos los extremos supervivencia - medioambiente, se muestra equidistante entre ambos, como no queriendo herir al poder establecido. No digo que tenga que ser un film de denuncia. Digo que quizá lo era hasta se preguntó por su propia financiación.Si juntamos la síntesis narrativa de "Doc Hollywood" con el espíritu alegre de "El jardín de la alegría", con la humanidad estrafalaria de "Doctor en Alaska" y la recepción acogedora de "Bienvenido Mister Marshall" tenemos un plato de sabor fresco y humor agudo, de carcajada espontánea y diversión virgen, aderezado con un ambiente cálido de fotografía penetrante y absorbente que hace las delicias de su comensal y encanta a todo aquel que se sienta a su mesa.
Simpática y querida, entrañable y devota, ¡guapa!, de ironía dulce que se ingiere con facilidad pasmosa, un relato de ocurrencia anticipada cuyo andar no sorprende y se adivina su esperada resolución pero grato y complaciente, realizado con soberbio esmero y un arte seductor que envuelve toda la atmósfera y deja un estupendo sabor de boca.
Blendan Gleeson es el alma de la historia, la bondad-esfuerzo-espíritu de un luchador de "Los días al sol" que ve su oportunidad y no desfallece, que lidera ese genial típico pueblo pesquero lleno de personajes -copias unos de otros- dispuestos al baile de San Vito, a hacer de Jaimito, convertirse en Mortadelo o en el mismísimo Carpanta con tal de seguir la estela de su adoptado nuevo alcalde que mueve espíritus y encandila a todo corazón.
Las fascinación de su jovial marcha y todo su placentero disfrute se ve reducido levemente por un último acto final de desenlace rápido y mordacidad leve pues, lo que ha llevado su tiempo, sabiduría y energía emocionante construir y levantar se transita en una escena en exceso breve y ejecutada con demasiado ligereza más..., una caracterización del acogido doctor de cirugía estética demasiado cool y embellezada para esta tierra y sus raíces, portada de revista de moda que se enamora al tiempo que tu persona de una comunidad y sus gentes quienes hacen de la falacia una entretenida forma de vida que divierte y produce una gran impresión de bienestar y comodidad receptiva.
Magnífica exposición de una historia inocente, sabida de memoria -partido de resutado previsto-, con repentinos sobresaltos asumidos con energía expresiva, subidón de imprevisto goce y deleite de segundos de duración para permitir la llegada de la siguiente risa corta pero intensa y ese deje agradecido por su esparcimiento e imprevista sensación ingerida.
Levanta tu ánimo, alimenta tus sentidos sin pretensión altiva pero con dulzura efectiva, como ese fascinante momento de tarareo de esa pegadiza canción que suena en la radio y que provoca un espontáneo entusiasmo de grado ascendente que ameniza ese breve pero fervoroso momento de pasión y enajenación racional a cambio de un delirio de tus emociones y pequeña manifestación de felicidad, inteligencia en su ruptura con el dolor y en su alivio de las penas como medicamento prescrito para la pesadumbre y esa somnolencia de alivio seguro.
Aprovecha el encuentro con un cine sencillo de corrido asimilable y de ingenua visión que entona tu alma y te traslada a lugar nuevo, mudanza que se saborea con encanto y placer, que gusta y encandila por no tener nada grande que destacar pero tenerlo todo en proporción sublime con simpleza de lugareño que ofrece un lavado de memoria de un olvidable día sufrido.
Pocas veces tantas mentiras y banalidades se cogen con tanta predisposición y venidero efecto, ese "Show de Truman" que este joven doctor nunca querrá abandonar ¡ni tú con él!
Esparcimiento libre, sin cargas de circulación fluida y tráfico estupendo, toda una sintonía de sensaciones y canto a la felicidad de la vida sencilla y honesta.
Levantarse y saludar al día, acostarse y recibir la noche, todo ello con temple, firmeza, brió y propósito de enmienda.
¿Sencillo?
Haz un breve receso y calcula tu porcentaje de éxito. Esta película te ayudará a mantener o volver a la positiva senda del camino deseado.

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