No entiendo cómo el director Andrew Niccol, que nos ofreció las interesantes"Gattaca" o "El señor de la guerra" ha podido filmar "The host", siguiendo los cantos de sirena de Stephanie Meyer (la autora de la serie "Crepúsculo") y rindiéndose a la simpleza y superficialidad argumental y humana de las historias de la bestsellerista norteamericana. Película floja, irrelevante, en la que volvemos a vivir las historias de bellos especímenes (vampiros en la famosa saga y alienígenas de ojos azules en ésta) que encandilan a adolescentes y jóvenes y aburren soberanamente a los adultos (no sólo cronológicos).
La Tierra ha llegado a vivir en completa paz. ¿Maravilloso? No. Siniestro, ya que es una paz ficticia que está manipulada por una civilización alienígena colonialista que va apoderándose de cuerpos y mentes de los terrícolas. Queda una minoría de terrestres resistente que trata de iniciar la reconquista y Meyer mete elementos amorosos entre medio para darle sal y pimienta a la cosa. Como en "La invasión de los ladrones de cuerpos" de la era clásica de la ciencia ficción, pero con menos intensidad y fuerza cinematográfica (a pesar del color, el montaje excelente y los paisajes bien filmados). Aburre y lo hace de forma completa y soberana, a no ser que tengas las hormonas en ebullición y sueñes con el primer amor. Y si además te has de enfrentar a una bipolaridad tan extrema como la de Gollum-Smeagol en "El señor de los anillos" en la persona de una damisela mentalmente anoréxica, pues bueno todo se desarbola y acaba irritando un poco. Película de relleno que hace unos años hubiera sido candidata para los populares programas dobles de los cines de barrio, ay, tan añorados.
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