No se puede decir que sea una mala película. Tampoco se debería decir que es buena. Quizá Clint Eastwood se ha tomado un respiro después de tantas obras que rozan la maestría, desde "Sin perdón" , "Gran Torino" o las "Cartas de Iwo Jima". Con las dos primeras, "Más allá de la vida" tiene un importante punto de contacto: el tono crepuscular, el aire que rodea a un hombre vencido por la edad, por unas circunstancias que supera su deseo de descanso, cambiado, transformado pero aún fiel a sí mismo, con su insobornable dignidad. Aquí el protagonista es un hombre joven, pero el ambiente que le rodea es ese que menciono. Todo lo que le rodea se acerca más a la muerte que a la vida. Matt Damon abandona su registro de hombre de acción y presta su imagen honesta y un poco infantil, demasiado saludable, a un parapsicólogo que puede escuchar a los muertos desde esa zona de sombras que podría haber entre la vida y la muerte. Esta es la historia de la película: tres vidas que han sido heridas por la muerte, sin ser arrebatadas por la dama de la guadaña. La periodista francesa que renace tras un tsunami, el niño que pierde trágicamente a su hermano especular y el propio protagonista, que tiene un don que detesta y le condena la vida, cerrándole la posibilidad de la ansiada normalidad.
Si apartamos los primeros minutos de auténtico y magistral cine, el tsunami mostrando al horrorizado espectador la tenue gasa que separa la normalidad de la vida de la brutalidad de la muerte inesperada, el resto de la película habita en un mundo de contrastes donde se parte de una premisa difícil de aceptar para muchos espectadores, la existencia de esa tierra de nadie donde los muertos aún no han tomado conciencia de su silencio definitivo y buscan un traductor que libere sus pensamientos en los oídos y las mentes de sus allegados. Todo narrado con la solvencia de Eastwood y con ese incierto buenismo que suele ser marca de fábrica de Spielberg (por cierto, productor ejecutivo de la película). Hay un cierto aire reivindicativo de lo inexplicable, la metafísica sombría de la muerte, que sin llegar a transformar la película en un filme de tesis (casi me parecía notar a veces una cierta incomodidad en Matt Damon, en forma de falta de autenticidad, que supongo reflejo de la del director). Al final uno se queda con la sensación de algo fallido, como si Eastwood hubiera dirigido a contracoeur un mensaje que le preocupa pero que con gusto apartaría de su historial cinematográfico. A no ser… a no ser que "Más allá de la vida" sea una consecuencia del hecho ineludible de los 80 años de Clint, no tanto de sus preocupaciones íntimas, sino del deterioro difícil de evitar de la edad, cuando estos temas se tienen más cerca de lo deseable .
Sea como fuere, es una película que disgustará a los incondicionales del "duro" Clint. Pero atraerá a los que vieron el lado romántico y sensible del director en "Los puentes de Madison", por ejemplo. Personalmente creo que Eastwood y Spielberg, dos maestros, no deberían trabajar juntos. Dejemos que se influencien mutuamente, pero no en una misma película. "Salvar al soldado Ryan" la podría haber firmado Eastwood. "Más allá de la vida", la debería haber firmado Spielberg.
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