Absolutamente descabellada. "Iron Sky" de Timo Vuorensola es una broma delirante con una visualidad rompedora y unas propuestas de lo más gamberras. Ahí es nada: Unos miles de nazis supervivientes a la segunda guerra mundial, dotados de una tecnológía punta mantienen su ideología y forma de vida adaptadas al refugio donde se fortalecen: el lado oscuro de la luna. Con un comienzo magnífico que deja al espectador clavado en el asiento, se abren las ventanas a la ironía más salvaje, la visión burlona pero desgraciadamente plausible de los nazis convertidos en pueblo de la luna que se prepara para invadir la tierra y convertirse de nuevo en los tiranos del mundo. Humor grueso sin muchas sutilezas, al estilo Monthy Pytton, donde no sólo se ridiculiza con media sonrisa burlona a los nazis y su inhumana ideología, sino de pasada a la democracia americana y a su sistema de gobierno (una mujer presidente con un ligero tufillo a Nixon o a Bush).
Lo curioso de esta película independiente es su sistema de financiación: miles de inversores virtuales que han creído en el proyecto y con sus aportaciones --no solo económicas sino con ideas--han logrado que Timo Vuoirensola (y a tenor de lo visto, su nombre no era una amenaza) lograra sacar a flote una película tan fuera de límites que huvbiera recibido el rechazo del 99,9 por ciento de los productores.
Una cinta con ánimo de blockbuster pero que lo trasciende no sólo por su empaque visual, su argumento descabellado pero primorosamente realizado, su tono de "freake" subcultural que encantará por igual a la federación de okupas, a los skins y a los jovenes irredentos de la izquierda ecologica y "cumballá", una diversión gamberreta que nos hace pasar hora y media deliciosa de risas, guiños inteligentes y cáusticos y una irreverencia total. Es como si el Luc Benson de "Los cuatro elementos" se hubiese fumado una plantación entera de marihuana para dirigir la película .
A esto súmense ideas tan dignas de Jonathan Swift o de Tom Sharpe (q.e.p.d.) como utilizar una sola secuencia de "El gran dictador" como corto de propaganda nazi (el dictador encarnado por Charlot jugando con un globo que representa el planeta). Sorprende que el Crowdfunding (sistema de financiación abierta y pública de una obra) aliado al crowdsourcing (sistema de creación abierta, luego encauzada por un director) hayan producido eta película nada desdeñable. ¿Estaremos a las puertas de una nueva generación de obras de arte de aportación y autoría popular? Bromas continuas, chistes de variada índole, ironía a sacos, el demencial argumento de "Iron Sky" no deja a nadie indiferente (supongo que a muchos les podría incomodar) ya que perfilan una obra que se ve con sorpresa y agrado, creándose una especie de complicidad burlona con el espectador, atónito ante lo que ven sus ojos pero que, tras el jolgorio inicial, comprueba la escasa sustancia de la anécdota, la superficialidad de sus planteamientos y la entidad inmediata de los chistes y ocurrencias, que no pasan de ser bromas que no dejan poso en el espectador. Un juguete que merece, desde luego, la molestia de buscarlo por los videoclubs.
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