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20 diciembre 2013 5 20 /12 /diciembre /2013 10:07

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Caminante por antonomasia (en 1933, con menos de 20 años, caminó desde Holanda hasta Estambul) soldado legendario contra los nazis, erudito y poeta, escritor de pocas obras --pero de una insobornable belleza literaria-- donde narraba sus viajes, inglés por crianza y vocación y griego por amor, Patrick Leigh Fermor, que murió en 2011 con más de noventa años, se ha convertido en un autor de culto cuyas obras están a la altura  de los grandes escritores viajeros ingleses, los tres Lawrence clásicos, Durrell --Grecia y Egipto), T.E. Lawrence (el líder legendario de la lucha contra los turcos en Arabia) y D.H. Lawrence (con sus fascinantes novelas sobre México y otros paises).

Las obras que hoy recomiendo encarecidamente, "El tiempo de los regalos" y "Entre los bosques y el agua" han sido editadas conjuntamente en un solo volúmen por RBA con traducciones de Jordi Fibla e Inés Belaustegui (hubo en 2001 y 2004 dos ediciones en castellano de cada libro por separado en otras editoriales, ambas agotadas) y recogen las vivencias y comentarios de P.L.Fermor de aquél viaje increíble desde Rotterdam hasta Hungría, siguiendo los cursos del Rhin y el Danubio por el corazón inquieto de la vieja Europa. Falta el tercer volúmen que nos hubiera llevado con él hasta Constantinopla, el nombre clásico de Estambul. Fermor era un escritor lento y concienzudo y cuando murió estaba trabajando en ese libro que llevaba decenios por escribir. Así que el "Continuará" ironicamente escrito en la última página de "Entre los bosques..." seguramente jamás verá la luz.

La Europa tradicional que nos relata, la de entreguerras, con el nazismo surgiendo osado y brutal en la Alemania que describió, tiene el encanto oscuro y legendario de un enorme daguerrotipo amarillento, un documento histórico, literario y artístico que recuerda las novelas de Stefan Zweig o de Sandor Marai, salpicado con la humilde erudición de un joven aventurero con la formación humanística y poética de un Lord Byron (repase el lector las páginas 111 y siguientes para tener una idea "sólo" de la enormidad de material de diversos autores --principalmente clásicos-- que el veintiañero ya había memorizado, y más tratándose de un estudiante díscolo y caprichoso que habia sido expulsado de las mejores escuelas).

Como raras veces ocurre, PLF reafirma con su vida personal el mensaje cualitativo que nos ofrece su obra. Los datos biográficos van surgiendo junto a la vivencia y el recuerdo, en una mezcla apasionante y ajena a la vanidad y a la exageración que se convierte en un delicioso y ameno recorrido que deja boquiabierto y seducido al lector. Pues esa es la característica esencial de PLF, un desbordante amor a la vida, unido a un ejercicio dinámico, a veces heroico, del valor, la osadía, la curiosidad, el sentido humanitario, el humor y la sensibilidad e inteligencia de un hombre notable. Sus aventuras bélicas en las islas griegas y su historias de amor le convierten en una especie de Casanova brillante pero modesto que narra,  sin  darse importancia, historias tan electrizantes que dejan de manifiesto el punto crucial de la personalidad del escritor: su enorme capacidad de seducción.

Convertido por la Reina inglesa (a regañadientes del propio Fermor) en Sir por su genial aportación literaria e histórica, el gran "Paddy", a secas, como exigía que le llamaran, falleció en silencio y humildad, como uno de esos cartujos que él acompañó en su "Tiempo de callar" (ya comentado en estas páginas). La narración del viaje, escrito cuarenta años después de realizarlo, constituye una guía de estilo de vida para el perplejo lector, un libro digno de ser paladeado poco a poco, con un mapa de Europa en las manos y una libreta de apuntes donde rescatar impresiones y vivencias.

"El tiempo de los regalos" parafrasea el comienzo de un poema o villancico de Louis Maneice --dedicado a la Navidad-- con el que adorna el comienzo del libro, junto a una cita de Petronio y otro poema de George Herbert. Pero el tiempo ha convertido ese título en el concepto esencial indirecto del libro: lo que nos ofrece Fermor es la constatación literaria de que el tiempo de los regalos es justamente el tiempo de nuestra juventud, o lo que es igual, el tiempo de vivir con ilusiones, valor y osadía, con curiosidad insaciable de todo lo bello que nos rodea y la capacidad y arrojo para vivir la vida de la forma más honesta y libre.

Como epítome a este comentario, reproduzco los versos del abuelo de Carlos V, Maximiliano, citados por Fermor en la página 291:

"Vivir, no se cuánto tiempo//Y morir, no se cuándo//Deber ir, no se adónde//Me asombra que esté tan alegre". 

 

FICHA

EL TIEMPO DE LOS REGALOS y ENTRE LOS BOSQUES Y EL AGUA.- Patrick Leigh Fermor.- Editorial RBA. 30 euros.703 págs.


 

 

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