De vez en cuando este fanático del cine "pincha" en hueso. Seducido por la nostalgia y envuelto en las mieles visuales del séptimo arte, cometo el error en contadas ocasiones de ir a ver una película sin antes haber pulsado ese rio oculto de cinefanáticos, un "gulfstream" subterráneo de críticos cítricos y nada empalagosos a los que raramente se les escapa una genialidad o un bodrio. Y esta es una de esas ocasiones.
Aficionado a los comics y cada vez más decepcionado visionador de películas basadas en comics, no supe resistirme al placer de reencontrarme con el bárbaro más famoso de la pantalla, héroe mítico de los cuadernos dibujados y escritos por Robert Ervin Howard ya hace muchos años. Tres décadas después de disfrutar como un enano con el "Conan el bárbaro" de John Milius, con ese armario ropero que fue Arnold Schwarzenegger, con su expresividad de zapatilla turca y su capacidad interpretativa bastante por debajo de la mona Chita de Tarzán, nos llega la homónima película de un director alemán trasplantado a Hollywood, Marcus Nispel, responsable de infumables remakes, como el de Viernes y 13 o La matanza de Texas (cosa de la que me he enterado posteriormente).
El nuevo engendro cinematográfico de Nispel, interpretado, es un decir, por Jason Momoa, no sólo está a años luz en interés, dinamismo, humor y fuerza visual de la pelicula de Arnold (que no es una maravilla pero se ha convertido en un "clásico" por su ingenua rotundidad) sino que acaba adocenando al guerrero cimmerio y lo convierte en un gruñón desbocado que va jugando sus piezas en una partida rutinaria y con escaso interés, efectos especiales lamentables (con la excepción de los guerreros de arena, copiados de "La Momia") que apenas logran evitar la previsibilidad de un guión escrito por lo visto con prisas y sin ganas.
El malo, Khalar Zym y su hija paleo punk, buscan a través de una máscara mágica y el cuerpo de la bella amada de Conan, revitalizar el espectro de la esposa bruja del Zym-pático malo, surgido de cualquier película post apocaliptica (¿no les suena este embrollo a la lucha del Momia por traer a la vida a la esposa adultera del Faraon con Brendan Fraser luchando por evitar que su futura esposa se convierta en momia?).
En resumen, el Conan de Nispel no convencerá a nadie, ni siquiera a los niños, me temo. Los aficionados al personaje del comic se alquilarán el dvd del musculoso Arnold y los que no sepan nada de todo esto se preguntarán qué diablos hace un aficionado al cine en una película como esta.
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