LOGOI 315
APICIDIO
Consulté con mi vecino Vitorino, uno de los apicultores más informados de la zona, sobre el informe de la FAO contra la desaparición de las abejas. Me confirmó la noticia y aparte de comentar ciertos detalles, me prestó un libro sobre las abejas publicado por Libsa en 2021 y escrito por una especialista María Sánchez Vadillo. La desaparición gradual de las abejas es un drama de la naturaleza que tiene gravísimas consecuencias para los humanos. Ellas nos ha acompañado desde los tiempos más remotos y su miel es uno de los alimentos que ha endulzado la vida de los hombres, como aún podemos ver, por ejemplo, en las pinturas descubiertas en Castellote, donde se nos muestra un recolector de miel de hace siete mil años. Parece que este nefasto siglo XXI podría ser la fecha de su extinción. Los pesticidas, la contaminación química, magnética y acústica de aguas y aire, los molinos generadores electrónicos de viento que pueblan nuestros montes y colinas, los gigantescos monocultivos, la deforestación y los productos fitosanitarios usados en agricultura (a pesar de las recomendaciones contra su uso del Ministerio correspondiente y los expertos), los ácaros, pájaros y otros animales que son sus enemigos naturales, el cambio climático, por supuesto,… están causando, directa o indirectamente, un apicidio y aún peor, un insecticidio, pues son muchas las especies afines que las acompañan en este final. Aun está por cuantificar el daño que eso supone para la especie humana, su supervivencia y su economía.
Sabemos que la desaparición de las abejas- entre otros insectos polinizadores- supone una amenaza directa contra los cultivos humanos (en España casi el 70%), y la pérdida de un beneficio económico que ronda, a la baja, los 2.400 millones de euros anuales, según un reciente estudio publicado por Greenpeace. A nadie parece preocuparle que dichos expertos estén avisando que de la polinización depende un tercio de la alimentación mundial. La producción de almendras, melocotones, kiwis, calabazas, manzanas, melones o sandías y muchas especies de árboles, está amenazada en consonancia con la polinización de la que dependen. La reducción de la población de abejas afecta sobre todo al sector de frutos secos, seguido del frutícola y el hortícola. Desde el año 2000 más del 30% de las colonias de abejas han desaparecido en España. También preocupa la desaparición creciente de las mariposas y los abejorros. Es el momento de que la población civil comience a exigir que Gobiernos y empresas se pongan en marcha para evitar este desastre.
ALBERTO DÍAZ RUEDA