
En 1936, cuando tenía diez años de edad, Nee Harper Lee vivió una experiencia que impresionó fuertemente su sensibilidad -tenía una personalidad inteligente y observadora- y se quedó en su memoria durante el resto de su vida. En 1961 -con 25 años- publicó un libro en el que narraba sus vivencias infantiles en un pueblecito del sur de Estados Unidos, en Alabama, y aquella experiencia que había, de alguna manera, cambiado la vida. Ese mismo año recibió el Premio Pulllitzer por su libro y al año siguiente el director Robert Mulligan realizó una película, protagonizada por Gregory Peck, (y la niña Mary Badham, como la propia Harper) que recibió tres Oscars y lanzó al estrellato de la fama y la fortuna a la joven autora y su primera novela titulada "Matar a un ruiseñor". Fue la única novela publicada de Harper Lee hasta el 15 de julio de 2015, cuando se lanzó "Ve y pon un centinela", novela que dormía el sueño de los justos en un cajón de Harper durante 55 años hasta que se decidió a publicarlo. En ella se narra la vida joven y adulta de Jean Luise Finch (Scout) la protagonista de Matar un ruiseñor (y ha sorprendido a todo el mundo por ofrecer una visión de su padre, el abogado viudo Atticus Finch en la primera novela, el gran héroe antirracista, íntegro y ético de los norteamericanos, convertido en un viejo gruñón...y bastante racista).
La novela está inspirada en las inocentes pero agudas observaciones que la niña Scout hace de sus vecinos en el pequeño pueblo sureño y de sus aventuras con su hermano un poco mayor y un sobrino de su edad que les visita a menudo. Pero también se convierte (por la experiencia que anunciábamos) en uno de los más serios y honestos alegatos contra el racismo que se han escrito jamás. La historia de una presunta violación de una joven blanca y el hombre de color al que acusa de haberlo hecho se convirtió en un escándalo que conmovió al pueblo y a todo el territorio circundante (recuerden que son tiempos de leyes racistas, de imposición social de la desigualdad más violenta e injusta, de agresiones y grupos como Ku Klux Kan). El padre de la niña protagonista, un abogado liberal y honesto, Atticus, es el encargado de defender al negro que a todas luces es inocente. Y eso hará surgir todo el odio y la violencia de una parte de la población que llegará a salpicar a la familia Finch, ante la sorpresa, el dolor y la indignación de la niña y de su hermano, Jem. Es pues un "bildungsroman", una novela de iniciación, de pérdida de la inocencia, de toma de partido, de coraje y de compasión.
En cualquier caso el lector de estas líneas haría muy bien en comprar alguna de las muchas ediciones que hay de la novela, si no la ha leído ya. Es una novela inteligente, divertida, tierna e indignante; con un personaje, Atticus, ante el que hay que sacarse el sombrero y añorar el hecho de que no haya muchos hombres como él. Precisamente es el autor de una frase que da sentido al título "matar a un ruiseñor" (aunque luego saldrá dos veces más, la última cerrando la historia, pronunciada por Scott, la encantadora niña narrradora)
FICHA