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La afición del cine de Hollywood a las series y continuaciones incesantes en cuanto una película mediana y popular les sale medianamente bien está en relación inversa con la calidad de esas cintas. "Bourne" o "Transporter" son paradigmáticas. Ahora le toca el turno al guardaespaldas presidencial Mike Banning (Gerald Butler). Nuevamente el presidente (Aaron Eckhart, que le cogió las ganas a ese papel desde "Independence Day") está en peligro no solo de muerte sino de humillación planetaria y el bueno de Butler se convierte nuevamente en la lanza de Dios (el USA, por supuesto) para poner las cosas en su sitio y cargarse a un número inverosímil de malos (árabes, of course). ¿Se estrenarán estas películas en los países árabes?
Esta vez los guionistas han rizado el rizo y se cargan a varios presidentes y primeros ministros europeos (y un japonés). La acción transcurre en Londres y vemos como desaparecen limpiamente muchos de los más bellos edificios de la ciudad. Ésta segunda entrega no aporta nada nuevo si no es una exageración de desastres, efectos digitales a manta y el consabido mensaje en loor de la hegemonía yanqui, con algunas ironías respecto a los ingleses . Trama más bien previsible, ritmo feroz y entretenimiento palomitero a tope. Sigue funcionando el tándem Butler-Eckhart, aporte de Angela Basset y la presencia (¿cómo no?) del infatigable y pluriempleado Morgan Freeman. Dirige Babak Najafi, en horas bajas, me temo. Si ponemos el cerebro analítico de vacaciones, se ve bien.
A anotar en la lista de despropósitos una frase de Butler hacia el final: "Muchos antes han intentado acabar con nosotros, pero nadie lo ha conseguido y aunque pasen mil años prevaleceremos". ¿Les suena?
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