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Agradable comedia romántica firmada por Leticia Dolera. Se trata de una ópera prima y a pesar de ciertos defectos (algún personaje, como el hermano de la protagonista cuyo rol sexual nos interesa menos que su condición, excesos varios en otros, juego indie en sus aspectos visuales que no acaban de convencer, etc.) la cosa ha funcionado, con dos protagonistas muy salados y un argumento con sentido común y ganas de divertir. Al estilo indie norteamericano, la sensación que deja delata una concepción libre y solvente de la comedia joven. Todo está pensado para complacer e interesar sin rozar la banalidad, el cliché o lo gratuito sentimental. Romántica sin detalles cursis, logra desenrollar una trama cuyo final sabemos pero que no nos importa porque nos divierte el trazado. Tiene secuencias magníficas dentro de su sencilllez (acuérdense de Ikea o de la galería de arte) jugando con una suave crítica de la cretinez reinante en la sociedad, sin llegar a ser ácida o sarcástica. Silvia Munt, cuyo drama familiar es lo más serio de la película, un poco pasado de vueltas, hace un bello papel. Manuel Burque borda el suyo, dando la réplica a una fresca Leticia que dobla como actriz y directora. Una película no precisamente fácil dados los elementos, mostrada sin histrionismo y con una naturalidad prodigiosa, rozando siempre el listón del error pero sin caer en él. La película fue muy justamente premiada en el Festival de Málaga por guión, foto y montaje y una buena banda sonora.