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Como en "La cena de los idiotas" de Francis Veber, aqui se juega con lo cotidiano para sugerir el disloque, la maldad y la estupidez que desequilibran la vida tanto por responsabilidad nuestra y de nuestras actitudes cuanto por la impericia, el abuso y la torpeza y el egoísmo de los otros. La película no defrauda y está bien si se pretende pasar un rato agradable en el cine. Michel, el protagonista de "No molestar" (2014), se dispone a escuchar un disco que lleva años buscando y todo a su alrededor parece conjurarse para impedírselo. Eso da algo de risa y la mayoría del tiempo nos hace sentir vergüenza ajena y un poco de desdén e irritación hacia el protagonista incapaz de ver más allá de su ombligo. Con un final inverosímil dado lo que conocemos no se logra dar con el tono adecuado y acabar irritando al público.

La comedia de Patrice Leconte se sitúa entre el genio de Tati y la charlotada de Louis de Funes. En apenas 79 minutos veremos desfilar por el piso del protagonista a su esposa (en plena crisis emocional), a su amante (con problemas de conciencia), a un albañil “polaco” indocumentado, a una chacha española con sinusitis (encarnada por Rosy de Palma), a su hijo irresponsable, a un amigo gorrón y traidor, a un vecino cotilla y hasta una familia de filipinos. Cada vez que intenta poner su vinilo algo le impide disfrutarlo: la puerta, el móvil, estrépito de obras en casa, una fiesta de vecinos, la visita inesperada de la amante... Basada en una obra teatral de Florian Zeller, no supera ni “La cena de los idiotas” (1998), ni “Después de usted” (2003), ni “Tímidos anónimos” (2010). Y por supuesto a años luz de películas anteriores de este director como “El marido de la peluquera” (1990), “La viuda de Saint-Pierre” (2000) o “El hombre del tren” (2002).