Correcta comedia de Curtis Bernhardt en la que en clave de humor se pone en solfa las diferencias hombre-mujer en la sociedad norteamericana de los años sesenta y las contradicciones internas de la política norteamericana en una época en la que aún se seguía el absentismo internacional de los años de postguerra y están por empezar los grandes desastres de Vietnam y el racismo combatiente. Es un humor crítico, a veces duro pero con talante amable. La sonrisa y el buen hacer de Fred Mc Murray (que podía encarnar tanto a héroes como a granujas con la misma seguridad) y Polly Bergen poco conocida en España pero también precisa en su gestualidad. Una mujer como presidente del país es el elemento básico de la trama junto con el papel que dicho hecho provoca en las actitudes del marido de la presidente. La historia no analiza con ninguna profundidad los hechos y se limita a explotar humorísticamente la anécdota. Añadiendo caricaturas críticas, como el senador corrupto y el visitante extranjero, un dictador sudamericano interpretado con exceso de teatralidad por el gran Eli Wallach. Película anecdótica que despierta algunas sonrisas pero que orilla cualquier complicación de seriedad y análisis político o social.
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