Lo siento mucho. Ya se que el bueno de Zach Braff, dirige, protagoniza y co-escribe (con su hermano Adam), esta película financiada a través del crowdfunding de sus fans. No me convence precisamente por su empeño en convencer. Es hombre de series de televisión y de teatro independiente. Su visión de la familia media norteamericana, con un padre graciosillo que pretende vivir de sus no actuaciones y con una esposa paciente y unos hijos también graciosillos que acaban resultando cargantillos. Quizá el personaje mas real y lleno de sentido común sea el abuelo, el padre del sujeto, que pasa malos momentos de salud y se tiene que desmarcar en su ayuda económica al hijos actor al que somete a terceros grados inclementes pero poco efectivos. Un hermano memo que se cree un genio cumple con el plantel de actores y rezamos para que las aventuras del padre que juega a ser responsable de sus dos hijos acabe cuanto antes. Sorprende la falta de medida en las fijaciones judías del actor-director. Vistas sus percepciones, mas valdría que se hubiese declarado testigo de Jehová o Hare Krishna. A los judíos no debe hacerles gracia las referencias a sus escuelas y sus rabinos, pretendidamente graciosas...
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